Vivienda social
Los okupas de la Ingobernable exigen a Carmena «garantías» de su continuidad
Señalan que la «autogestión» del edificio municipal es una «línea roja» en la negociación
Señalan que la «autogestión» del edificio municipal es una «línea roja» en la negociación.
Diálogo, pero con los términos bien definidos. La Ingobernable dice no saber «qué pasa en el Ayuntamiento» y, por eso, desde el centro cultural que ha tomado como su espacio el número 39 de la calle Gobernador –antigua sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y, más tarde, del Centro de Salud de Retiro–, instan al Ejecutivo de Manuela Carmena a sentarse para hablar «de forma oficial» con los representantes de su «tejido asociativo y vecinal». Así lo anunció ayer el colectivo en una rueda de prensa que siguió a la presentación ante los medios de su proyecto, ése que, en palabras de sus integrantes, resulta de la práctica de un modelo de «democracia radical». Y es que, aunque la semana pasada Manuela Carmena anunció que no prevé ejecutar la orden de lanzamiento que insta a los okupas a abandonar el edificio antes del próximo día 4 de abril, lo cierto es que la notificación existe, y no hay ningún documento que avale las contradictorias palabras de la alcaldesa y su equipo: «Nos gustaría saber cuál es la verdadera posición del Ayuntamiento en todo esto», insistieron ayer desde La Ingobernable.
Con una cuidada escenografía y retransmitiendo el acto en directo a través de los múltiples canales de comunicación del centro, los portavoces de la asamblea de La Ingobernable, Pablo Martínez y Serlinda Vigara, se demostraron ayer convencidos de su continuidad, justificando su comparecencia ante los medios como una reclamación de «garantías para una permanencia digna en el espacio». Así las cosas y más allá de una reunión con el consistorio, La Ingobernable pide la rescinsión efectiva del contrato con la Fundación Ambasz –entidad a la que fue cedido el edificio de titularidad municipal en 2013 por la corporación de Ana Botella– y, además, que se cierre el expediente administrativo para hacer oficial la promesa de la alcaldesa de no desalojar el inmueble.
Llegue o no ese diálogo, entre las expectativas de La Ingobernable en torno a esta hipotética conversación no caben grandes cambios sobre el funcionamiento del centro: «Hay una línea roja en cuanto a nuestra autogestión», afirmó ayer muy contundente Pablo Martínez, a lo que Serlinda Vigara añadió «que La Ingobernable es ya un común de los madrileños y, por eso, no necesita de la intervención del Estado ni de ninguna institución».
Por el momento y mientras esperan a que alguna de sus peticiones se materialice, los más de 50 colectivos que conforman La Ingobernable se ocupan en otros asuntos, como su agenda para el 4 de abril, jornada en la que se esforzarán por demostrar «ese querer y esa necesidad de una Ingobernable abierta».
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