Política

Operación Candy

Soto del Real mueve a varios presos de Enfermería para dejar hueco a Ortiz

El pederasta sólo podrá estar una semana en este módulo, donde las celdas son más espaciosas y seguras y tienen baño independiente

Soto del Real mueve a varios presos de Enfermería para dejar hueco a Ortiz
Soto del Real mueve a varios presos de Enfermería para dejar hueco a Ortizlarazon

Antes incluso de que fuera oficial el ingreso del presunto pederasta de Ciudad Lineal en el centro penitenciario Madrid V de Soto del Real, se dio la orden de tener una celda disponible en el módulo de Enfermería de la prisión. Había muchas probabilidades de que Antonio Ángel Ortiz Martínez acabara en este penal como así fue. Por ello, «cambiaron a varios presos de Enfermería para hacer hueco a este sujeto», tal y como pudo saber LA RAZÓN. Los motivos se desconocen, pero dos opciones pesan más que otras: para evitar represalias de otros presos, o como medida de prevención, bien por si el preso se autolastima o por si teme por su vida. En cualquier caso, en la práctica la última palabra la suele tener el director de la prisión, precisan diversas fuentes.

Sea como fuere, lo cierto es que el hombre que presuntamente ha mantenido en vilo a toda Ciudad Lineal continúa durmiendo en el módulo de enfermería de Soto del Real, lo que se traduce en que dispone de una celda más grandes (las hay de dos y de tres presos), tiene una cama de hospital distinta de las del resto de celdas y ligeramente más grande, baño y ducha independientes y, sobre todo, más seguridad.

«No es habitual que los presos ingresen en el módulo Enfermería. De hecho, ha habido diversos casos mediáticos en los que los internos continuaban en enfermería aunque los médicos se negaban a firmar esta petición y ha habido problemas, tal y como sucedió, por ejemplo, con José Bretón (el sujeto que acabó con la vida de sus hijos, los pequeños Ruth y José)», explican.

«Lo normal es que Antonio Ángel Ortiz Martínez no esté más de una semana en el módulo Enfermería donde se le ha puesto un preso sombra», «salvo que de verdad estuviera allí por indicación médica», añaden las mismas fuentes. No obstante, cabe recordar que Bretón, por ejemplo, estuvo varias semanas en Enfermería en otro penal.

Horarios

En cuanto a los horarios, lo habitual en las prisiones «nuevas» (el centro penitenciario Madrid V es considerado un penal «nuevo»), los presos de Enfermería tienen el mismo régimen que cualquier preso en otro módulo. Por la mañana, los ordenanzas llevan el desayuno al office del módulo. Los presos de enfermería suelen tener comedor propio habilitado incluso con su propia televisión, por lo que no tienen por qué tener contacto con presos de otros módulos. Todos van a comer salvo que alguien no se pueda mover o se considere peligroso para él o los demás que vaya.

Después, a los internos les toca limpiar la celda y hacer la cama, a excepción, lógicamente, de aquellos presos que realmente se encuentran mal y cuya salud les impida realizar estas tareas cotidianias. Además, los módulos de enfermería suelen tener también su propio patio, por lo que los presos de este módulo pueden salir cuatro o cinco horas al día (lo habitual son aproximadamente dos horas por la mañana y otras dos horas y pico por la tarde) sin cruzarse con presos de otros módulos, salvo que el riesgo sea demasiado elevado para el preso u otros presos, aunque esto no es muy frecuente. Después, a eso de las 19:30, empieza en algunas cárceles el turno de las cenas. Al terminar, no es como las películas en las que hay una hora en la que se apagan las luces y se hace el silencio, sino que, tras el cambio de funcionarios, se hace el recuento de presos y sólo después, según las normas de régimen interior aprobadas por el consejo de dirección de la prisión, toca el apagado de luces. Sin embargo, son ellos, los presos, quienes se autogestionan las luces; los funcionarios no se encargan de apagarlas, aunque sí de intentar que no haya jaleo a determinadas horas de la noche, especifican diversas fuentes.

Este periódico ha preguntado sobre cómo era Antonio Ortiz Martínez en sus múltiples y reincidentes pasos por las prisiones y en ninguno de los penales consultados (ni en Valdemoro ni en Soto del Real) le recuerdan. Según los expertos, este tipo de presos intenta pasar lo más desapercibido posible dada la gravedad de los hechos de los que se le acusan y el recibimiento que pueden tener entre rejas. Y la cara del llamado «enemigo número 1 de Madrid» es bien conocida por todos ellos, máxime cuando ya estuvo entre rejas en los años 90 por un delito similar, cuando agredió a una pequeña de tan sólo seis años.