Agricultura
Terrenos que aún esconden tesoros
La Comunidad trabaja para recuperar las 38 variedades de tomate «made in Madrid»
Madrid- Merece la pena darle una oportunidad a uno de los productos más sabrosos que nace de la tierra de esta región. Y el tiempo para dársela es limitado porque el producto es tan natural que se circunscribe a su temporada de toda la vida, entre julio y octubre. Madrid tiene los mejores tomates que se pueden encontrar en el mercado y a un precio similar a los que el grueso de los consumidores adquieren a diario. Para la mayoría resultará una sorpresa, por varias razones, y para todos es una oportunidad de degustar un manjar. Para que no se pierda lo que esta tierra nos da, y para relanzar sus productos, un proyecto de la Comunidad investiga, recupera, planta, analiza, desarrolla y distribuye esta hortaliza. Se trata del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural (Imidra) de la Consejería de Medio Ambiente. «Sólo en la región había 38 variedades de tomate de toda la vida. Muchas de ellas se perdieron por los productos que encontramos en los supermercados y que vienen de invernadores de otras zonas de España, y en ocasiones de fuera de aquí. Así que lanzamos un proyecto para recuperarlos». Cristina Álvarez, directora gerente del Imidra, habla con pasión de este proyecto. Cuenta que llevan «cinco años con la recuperación para lograr el sabor puro. Es el tomate del abuelo, el de la huerta de toda la vida sin que necesariamente tenga la forma, el tamaño, el color perfecto». Lo dice porque el Imidra vende «sabor, queremos un producto excelente que convenza a los consumidores».
Isabel Fernández, investigadora, cuenta con la misma entrega la anécdota de que «una vez se lo ofrecimos a un niño y nos contestó que no le gustaban los tomates. Al ver que todos comíamos, probó. Inmediatamente se le cambió la cara y le dijo a su madre: "Mamá, ¡éste sí me gusta!". Ese niño no había probado un tomate de verdad nunca porque los que comemos a diario no tienen sabor».
Isabel explica que para lograr este sabor «se hace una investigación de campo para llegar hasta el origen de los tomates autóctonos. Cuando encontramos esas semillas las plantamos y analizamos todas las variantes posibles para que la plante se desarrolle de la mejor manera y el tomate alcance la excelencia. Con esos datos, nos ponemos en contacto con agricultores (cada vez más se ponen en contacto con el Imidra) y les recomendamos la mejor variedad que puede plantar».
En la Comunidad estamos realizando un magnífico trabajo de recuperación de hortalizas y legumbres autóctonas. El objetivo es múltiple: por un lado, científicamente es importante recuperar, reproducir y contar con semillas de variedades que, en muchos casos, estaban casi abandonadas; por otro, ofrecemos a nuestros agricultores esas semillas, lo que les permite cultivar productos de una altísima calidad y diferenciados de los que llegan de fuera de Madrid y, por último, que los madrileños puedan llevar a su mesa, por ejemplo, un tomate, que sea lo que esperan de esta verdura, con un sabor y unas propiedades nutricionales excepcionales.
Las otras «especies protegidas»
La Comunidad, asegura el consejero de Medio Ambiente, Borja Sarasola, «facilita que los pequeños agricultores que han cultivado estas variedades tradicionales, autóctonas, puedan llegar al consumidor, con ferias como el Día de Mercado de la Cámara Agraria o los encuentros semanales en distintas ciudades de "Madrid Sabe"». Sarasola destaca que "las dos grandes investigaciones en marcha, ahora mismo, son las del melón y esta del tomate tradicional, pero somos conscientes de que son muchos los productos de la huerta a los que podemos llegar, para facilitar el trabajo de los agricultores».
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