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Un banco de alimentos, en peligro por Madrid Central

El Ayuntamiento les deniega las 20 invitaciones que tenían concedidas en la anterior APR de Letras.

Un grupo de voluntarios de San Vicente de Paúl, ayer, preparando los alimentos para el reparto semanal en la calle San Pedro
Un grupo de voluntarios de San Vicente de Paúl, ayer, preparando los alimentos para el reparto semanal en la calle San Pedrolarazon

El Ayuntamiento les deniega las 20 invitaciones que tenían concedidas en la anterior APR de Letras.

300 familias vulnerables se benefician cada año de la acción social de la Sociedad de San Vicente de Paúl, una institución benéfica que les aporta alimentos, ropa y que también ayuda, a las que lo solicitan, a integrarse con clases de alfabetización. Es una entidad sin ánimo de lucro que no sabe si podrá seguir ayudando a tantas personas con la implantación de Madrid Central, ya que el Ayuntamiento les ha denegado las invitaciones que hasta el momento tenían concedidas por pertenecer al Área de Prioridad Residencial (APR) del barrio de Las Letras.

«Nos daban 20 al año, pero con la nueva norma no nos las han concedido», explica Carlos Lafarga, responsable de comunicación de la entidad. Hasta el momento, con estas acreditaciones, que repartían a lo largo de todo el año entre sus donantes, solventaban el problema, pero ahora desconocen qué van a hacer. «Recibimos visitas a diario de personas que nos traen alimentos, ropa, enseres de baño... y con la implantación de Madrid Central no nos dan solución. Sólo nos indican lo que ya se sabe, que para poder entrar en la zona tendrán que ir a un aparcamiento».

Pero no sólo les han denegado la posibilidad de contar con invitaciones para los donantes, sino que «hemos intentado tramitar el acceso libre para nuestro coche, pero tampoco nos lo permiten. Nos han insistido en lo mismo, que sólo podrá circular por la zona si va a un parquin», otra piedra en el camino de esta entidad. Ya no saben a qué puerta llamar porque «a cada solicitud que hemos gestionado, sólo hemos recibido negativas», insisten.

Su situación es similar a la de muchos comercios de la zona que, al no ser residentes, el Consistorio no les está facilitando el acceso al perímetro de Madrid Central. «No queremos ser más que nadie, pero sólo pedimos que nos igualen las condiciones que teníamos anteriormente como entidad solidaria que somos, que nos dedicamos a ayudar», insiste Lafarga.

Por el momento no han detectado ningún bajón en las donaciones pero temen que los particulares dejen de llevar alimentos y ropa y opten por otra entidad. «La gente tiene miedo a ser multada, no se fían y tenemos mucha incertidumbre de cómo nos puede afectar en nuestro día a día», explica el portavoz. Y es que saben que las personas que donan de forma altruista preferirán dar a una asociación que tengan más cerca o la que puedan acceder con mayor facilidad. Desde la entidad saben que «las empresas que colaboran con nosotros no van a dejar de hacerlo porque ellas trabajan con mensajerías que cuentan con acreditaciones para poder pasar, pero los particulares no».

Otro problema que también han detectado es el del paso de camiones. «Madrid Central también establece restricciones para los vehículos de más de 3.500 kilos, por lo que tendremos que gestionar con la sede del banco de alimentos el reparto en vehículos más pequeños», exponen.

Por el momento no pierden la esperanza y están pendientes de que el Ayuntamiento reconsidere su petición. En lo que respecta a los voluntarios, «no ha cambiado nada. Son personas muy concienciadas, también con el problema de la polución, y no hay quien los pare, pero sí que han modificado su rutina. Ahora todos acuden en transporte público», subraya Lafarga.

En lo que se refiere a las personas a las que ayudan, tampoco creen que se vean perjudicadas por las medidas de restricción al tráfico porque, por su situación social, no tienen coche y acuden a la sede de la calle San Pedro en transporte público o andando. «Vienen muchas familias del barrio de Lavapiés» y no dejarán de acudir, sólo esperan que puedan seguirles ofreciendo los mismos alimentos cada martes y jueves de la semana, que son los días que abre el banco.