Transporte
Un nuevo radar de tramo acechará a 125.000 vehículos en Batán
Vigilará que no se sobrepasen los 50 por hora en los tres kilómetros del Paseo de Extremadura entre el túnel de avenida de los Poblados y el de la avenida de Portugal. El Ayuntamiento planea además reducir carriles, ampliar aceras y poner semáforos para convertir esta carretera en una vía urbana.
Vigilará que no se sobrepasen los 50 por hora en los tres kilómetros del Paseo de Extremadura entre el túnel de avenida de los Poblados y el de la avenida de Portugal. El Ayuntamiento planea además reducir carriles, ampliar aceras y poner semáforos para convertir esta carretera en una vía urbana.
Las actuales cifras del radar del kilómetro 4 del Paseo de Extremadura, el que ostenta el «honor» de ser el cinemómetro que más multa de la capital –en 2016 recaudó 5.557.000 euros–, puede que se queden cortas «muy pronto». Muy pronto es el plazo que el Ayuntamiento de Madrid se ha marcado para instalar en esta vía, por la que circulan 125.000 vehículos diarios, el segundo radar de tramo que funcionará en la capital y que estará ubicado en Batán. El delegado de Desarrollo Urbano Sostenible (DUS), José Manuel Calvo, desarrolló ayer en la comisión del ramo el plan que prevé poner el marcha el Ayuntamiento de Madrid para reducir de 70 kilómetros por hora a apenas 50 la velocidad máxima permitida en entrada a la capital desde la A-5 por el Paseo de Extremadura. Proyectan (a petición del Grupo Socialista) transformar esta carretera en una vía urbana para reducir los ruidos que sufren desde hace décadas sus vecinos y, para ello, están trabajando con un simulador que analiza el impacto de las tres «soluciones» que se están planteado. El objetivo, añadió Calvo, es lograr que esta carretera sea «una vía urbana compatible con la vida cotidiana de los vecinos de su entorno y permita la movilidad del conjunto de la ciudad».
La primera de las ideas que entrarán en funcionamiento, la instalación de un radar de tramo en los tres kilómetros que separan el túnel de avenida de los Poblados y el de la avenida de Portugal, pondrá en jaque a los conductores en los próximos meses. La solución definitiva concluirá con la redacción de un proyecto que incluirá, según las primeras informaciones que avanzó DUS sobre el mismo, la eliminación de dos carriles (uno por sentido), la ampliación de aceras y la instalación de semáforos y pasos de cebra que permitan el paso de peatones en una vía en la que hoy es imposible que se asome un peatón. Según las primeras estimaciones municipales, el número de conductores que optan por esta vía para entrar a diario a Madrid podría reducirse hasta los 60.000 o 70.000.
Todas estas reformas, que semipeatonalizarán el Paseo de Extremadura, se implantarán por fases. A preguntas del PP Calvo aseguró que entre las conclusiones que ya se han extraído está que la transición de la A-5 debería hacerse en distintos tiempos para evaluar los impactos y que, junto a los cambios en la circulación, se deberían acometer actuaciones complementarias coordinadas con el Consorcio Regional de Transportes, el Ministerio de Fomento y los ayuntamientos limítrofes.
El concejal popular Alvaro González ya advirtió ayer de posibles «atascos y retenciones» en la zona ya que, de hecho, el proyecto dejará en algunos puntos del Paseo de Extremadura apenas un carril por sentido. Desde el PP abogan por llevar a cabo un «soterramiento por fases» en este punto.
Tampoco los conductores que habitualmente transitan por el Paseo de Extremadura han recibido con agrado la noticia del nuevo radar de tramo. «Me parece fatal, tengo que pasar por aquí para ir a trabajar todas las mañanas y si la velocidad se reduce tanto los atascos van a ser increíbles», decía ayer Iñaki, uno de los automovilistas afectados que se mostró bastante indignado. Luisa también utiliza esta carretera para llevar a su hija al colegio cada mañana. Todos los días sale de su casa a las 7:30 horas y en media hora, asegura, llega a la puerta del centro escolar. Sabe que si la velocidad se limita a 50 kilómetros por hora como máximo tendrá que salir «quince minutos antes, por lo menos», decía mientras hacía cálculos en su cabeza. «Si ya me cuesta despertar a la peque a esas horas imagínate si lo tengo que hacer antes, va a ser todo un suplicio».
«Van a regalar sanciones»
Alejandro, que también pasa por esta carretera a diario, más que a los atascos teme a las multas que, asegura, «se van a regalar» cuando el radar de tramo de Batán entre en funcionamiento. «Es algo que nunca te suelen avisar, la gente sale de su casa y ya tiene los ritmos cogidos y no se fija en las señales», sobre todo porque, tal y como expresó ayer a este periódico, «nadie conoce todavía la medida» y esto puede hacer que la gente siga circulando a 70 dando por hecho que nada ha cambiado y que «luego lleguen los sustos». Jesús también teme las multas, pero sobre todo se pregunta por qué estas medidas se toman en zonas interurbanas donde las aglomeraciones de coches suelen ser «tan grandes». Y más aquí, dice, «que pueden llegar a pasar cada mañana más de 2.000 coches». «Al final van a conseguir que cojas la bici, voy a tardar menos en llegar a los sitios», bromeaba este joven. Además de los descontentos hay otro pequeño sector que acepta la medida pero sólo a medias. «A mi que lo pongan por la noche me parece bien porque siempre hay algún loco que va a más velocidad y se salta los semáforos», decía Emerson, un ciudadano que ya se había topado con más de un «elemento de estos».
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