Historia
Un relevo de época
El Regimiento Inmemorial del Rey nº1 realiza una vez al mes el cambio de la guardia con trajes tradicionales en el madrileño Palacio de Buenavista
"Procédase al relevo de las guardias del Palacio de Buenavista". Esta frase se escuchará en la plaza de Cibeles una vez al mes (el último viernes, para ser más exactos), con motivo del cambio de la Guardia del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº1, que se realiza a las puertas del Cuartel General del Ejército de Tierra. Hasta ahora, este desfile de militares con trajes de época se hacía dos veces al año, pero desde el pasado mes se tomó la decisión de realizarlo con más asiduidad, no sólo con el objetivo de mantener las tradiciones, sino para acercarlas aún más a los ciudadanos, que para no perder detalle se agolpan a las puertas del Palacio. Un espectáculo colorido y diferente que atrae a propios y extraños. El tránsito de peatones se detiene en la madrileña calle Alcalá mientras ante ellos desfilan gastadores o fusileros ataviados con las vestimentas y armas que portaban en la época de Carlos III o Alfonso XIII (cada mes se usará una).
Durante la media hora que dura uno retrocede en el tiempo. La música y los tambores indican que algo diferente ocurre y es entonces cuando comienza el desfile. Todos van, poco a poco, ocupando sus puestos.
En el patio ya están preparadas la banda de música y la guardia entrante. La saliente está también situada: dos soldados en la puerta de Bomberos, dos en la de Embajadores y los últimos dos en la de Alcalá. En ese momento, el capitán solicita permiso a la autoridad encargada de presidir el acto. Pero no se preocupe si no se entera de algo, un relator se encarga de comentar las particularidades y todos los detalles del cambio de guardia, incluidos los uniformes.
Entonces, se procede, uno a uno, al relevo de los seis puestos, con voces y movimientos de la época amenizados por un tambor y un pífano (una pequeña flauta muy aguda). La gente no para de fotografiar y grabar con sus cámaras o teléfonos.
Una vez concluidos los cambios, la atención vuelve al patio, donde se pasa revista de la guardia saliente. Actualmente, la revista de las armas se reduce a una mera inspección visual por los jefes de pelotón, ya que antaño se hacía minuciosamente una a una, comprobando si estaban en buenas condiciones y descargadas.
Uno de los últimos pasos consiste en las explicaciones del capitán sobre el relevo, solicitando a continuación permiso para retirar la fuerza: "Relevo sin novedad. Pido permiso para retirar mi unidad", grita. Y, de repente, los militares comienzan, a paso regular, a desfilar para abandonar el patio, efectuando el recorrido contrario. Los últimos en abandonar sus puestos son los soldados de la guardia entrante, que lo hacen una vez hayan perdido de vista a la formación saliente.
Como colofón, durante unos 20 minutos la banda del Regimiento se queda en el patio amenizando a los viandantes con música tradicional. Mientras, en el interior, el coronel jefe del Regimiento, Jesús Arenas García, se dirige a sus invitados destacando el "glorioso y heroico historial"de la "unidad militar más antigua de España y del mundo occidental", y recuerda que "constituye para nosotros un deber moral recuperar, mantener y transmitir la historia y las tradiciones del Regimiento". Por ello, considera que "con este acto traemos a nuestra memoria la grandeza de aquellos soldados de la Infantería española de todos los tiempos, que demostraron valor en el combate y coraje para asumir el sacrificio de su propia vida".
Uno de estos militares que participan en el cambio de guardia, capitán de Infantería Alfonso Arribas Lucas, reconoce que es "algo solemne"que "enorgullece"y que, sobre todo, "acerca a las Fuerzas Armadas a los ciudadanos".
Fuera ya ha parado de sonar la música y en la acera de los impares de la calle Alcalá la gente ya se mueve. Hasta el último viernes del siguiente mes, eso sí.
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