Formación e información para prevenir la violencia de género

Las características sociales de las poblaciones rurales, tradicionales y masculinizadas, hacen más difícil la percepción o el reconocimiento de las actitudes de violencia de género, que en muchos casos llegan incluso a legitimizarse. Por este motivo, el Programa de Atención y Sensibilización contra la violencia de género en la mujer rural basa su actuación en la información y formación, tanto en el ámbito familiar como en la escuela, con una atención especial en la adolescencia.

Las mujeres rurales, a través de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer), señalan que la situación de aislamiento, el control social y la estigmatización de las mujeres que sufren este tipo de violencia, la estructura familiar que ejerce una gran presión y el control social, hacen que se tengan que adoptar medidas específicas para este colectivo que además sufre un falta de independencia económica, de autonomía personal y de precariedad en el empleo.

Por ello reclaman más información sobre los recursos que ofrece la Administración, así como un mayor acceso a los mismos y asesoramiento jurídico sobre los derechos que asisten a las mujeres afectadas por la violencia de género con el fin, entre otras cuestiones, de mejorar su autoestima y su asertividad.

La directora general de la Mujer, Alicia Barquero, señaló a LA RAZÓN que desde la Consejería se van a implantar medidas en el colectivo de mujeres rurales, relacionadas con la «prevención de la violencia de género».

Educar en igualdad

La familia y la escuela son los ámbitos de actuación más importantes en el medio rural. Por ello, desde Afammer se hace un llamamiento para analizar cómo crecen los jóvenes y adolescentes bajo los modelos de relaciones tradicionales y la repercusión que tiene en la formación de la identidad de las mujeres, especialmente de las más jóvenes para paliar el discurso machista y transmitir la idea de conciliación como responsabilidad del núcleo familiar. La actuación se dirige fundamentalmente a madres y abuelas como transmisoras de los estereotipos y prejuicios sociales.