«Santa Catalina tiene algunas arrugas, no heridas»

El arquitecto designado por el Arzobispado para detectar los daños que de la iglesia de Santa Catalina, quiso ayer acallar los rumores generados en torno al estado del templo.

Francisco Jurado, el arquitecto designado por el Arzobispado para detectar los daños que presenta la iglesia de Santa Catalina, quiso ayer acallar los rumores generados en torno al estado del templo, asegurando que el edificio «tiene algunas arrugas, no heridas». Durante una visita al recinto, acompañado por el secretario general de la Archidiócesis, Francisco Román, Jurado aseguró que «vamos a estar midiendo para coger el biorritmo del edificio. Cualquier cambio de nivel podremos detectarlo gracias a los sensores que hemos colocado». Igualmente, confió en tener «resultados fiables» dentro de dos meses y medio, aunque «apenas se detectan indicios de peligro inminente en el templo».

Estas primeras labores están siendo realizadas por la empresa Geocisa. En concreto, se está llevando a cabo el levantamiento gráfico del la construcción, la enumeración de las patologías actuales y el control monitorizado de los movimientos. Posteriormente, se deberá redactar el proyecto de restauración integral, aunque la financiación continúa en el aire.

Pero las buenas noticias en torno a la iglesia no quedaron ahí. Román anunció la próxima firma de un convenio de colaboración con La Caixa, que aportará «entre 100.000 y 200.00 euros» con destino a las obras. Igualmente, hizo un llamamiento a las instituciones y a la sociedad civil a colaborar en la restauración. Para ello, se ha habilitado una nueva página web, iglesiasantacalina.com, en la que se informará de los detalles del proceso.

En un comunicado, el Arzobispado recordó que el Ayuntamiento debe 270.000 euros, a los que se comprometió inicialmente para recuperar el templo. Por su parte, la Junta debe 93.490.

De momento, las administraciones no se han puesto de acuerdo sobre las cantidades concretas que deberán aportar para comenzar la restauración. Los únicos trabajos que se han registrado en el templo han sido en la techumbre, gracias al impulso dado por la Gerencia de Urbanismo en el anterior mandato municipal. Mientras, la ciudadanía se ha movilizado para alertar del mal estado del templo y reclamar celeridad a las administraciones. Una de las últimas acciones fue una pegada de carteles reivindicativa en los muros, protagonizada por decenas de personas.