Balance VOX 2020

Ortega Smith y Monasterio: unos socios duros sin trampa ni cartón

Sin la erosión de la gestión, Vox se refuerza como aliado clave en Cibeles y Sol mientras centra sus ataques en la izquierda y Cs

Rocio Monasterio, diputada por Vox en la Asamblea de Madrid
Rocio Monasterio, diputada por Vox en la Asamblea de MadridAlberto R. RoldánLa Razón

Hay pocos papeles tan agradecidos en la política como el del socio necesario para un gobierno del que no se forma parte. Sin sufrir la erosión de la gestión ni de la rendición de cuentas ante los ciudadanos, pero con el as en la manga de poder condicionar la acción del Ejecutivo de turno. Es la posición en la que situaron a Vox las urnas de las elecciones de 2019 a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de la capital. Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith son los aliados preferentes de Díaz Ayuso y de Martínez-Almeida. Sin ellos, populares y naranjas se ven privados de la mayoría absoluta que se necesita para sacar adelante algunas iniciativas como los presupuestos. Fueron los socios clave que permitieron la investidura de ambos y ahora, con la legislatura en marcha, negocian con las coaliciones PP-Cs cada iniciativa. Partido a partido. Es un papel, sin embargo, que hay que saber jugarlo. Es fundamental encontrar el nivel exacto de presión con el que «apretar» a quien gobierna. Sólo habrá éxito si se da con el término medio que evite, por un lado, el riesgo de caer en la irrelevancia y, por otro, ahuyente la tentación de sobreactuar como si uno se creyese el ganador de las elecciones. Que se lo digan si no al PP vasco que apoyó, sin entrar en el Gobierno, al lendakari Patxi López entre 2009 y 2012.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida junto con el líder de Vox en Madrid, Javier Ortega Smith
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida junto con el líder de Vox en Madrid, Javier Ortega SmithChema MoyaEFE

Año y medio después de los comicios autonómicos y municipales, Vox se aproxima a ese punto medio de protagonismo e influencia que se le puede exigir al socio externo de una coalición. En el Consistorio de Madrid, Ortega Smith selló la semana pasada un acuerdo con el alcalde Almeida que permitió sacar adelante las cuentas de 2021. Conscientes ambos de la situación excepcional por la que atraviesa la ciudad, con centenares de comercios y empresas quebradas, y una crisis social que sobrevivirá a la pandemia, fueron capaces de renunciar a algunas de sus posiciones iniciales. Ya lo demostraron en lo peor de la crisis sanitaria al suscribir los Pactos de la Villa.

Los Presupuestos, en la Comunidad, tendrán que esperar

En la Comunidad, el acuerdo presupuestario aún tendrá que esperar. Ya con el borrador encarrilado a nivel interno, el objetivo de Díaz Ayuso es negociarlo con Rocío Monasterio antes de aprobarlo en el Consejo de Gobierno. La presidenta busca con ello que las cuentas superen el trámite parlamentario a velocidad de crucero. En ese preacuerdo que buscará con Monasterio, la presidenta madrileña sabe de antemano que encontrará alguna piedra en el camino. En forma de exigencia para rebajar el tramo del IRPF desde ya. Así lo avanzó la portavoz de Vox en el parlamento regional. La medida choca, al menos a priori, con el objetivo del Gobierno de Ayuso de llevar a cabo esa rebaja fiscal a lo largo de la legislatura y no necesariamente en el año que arranca en cuatro días. Quizá el otro escollo para sacar estas encuestas se concrete si finalmente Monasterio exige que cualquier acuerdo venga firmado también por el vicepresidente Aguado, del que la portavoz de Vox no tiene un buen concepto: «Nunca se sabe lo que va a hacer Ciudadanos. Aguado durante un tiempo era el infiltrado de Sánchez en el Gobierno de Ayuso. Se ha demostrado y no sabemos hacia dónde va», aseguró el pasado mes de noviembre en una entrevista en LA RAZÓN.