«Another brick in the wall»
por Enma López. Concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid
Estos días se ha hecho famoso un mural que retrata mujeres en el polideportivo de la Conce, en Ciudad lineal. Un mural de mujeres pioneras –incluso una premio Nobel de la Paz–, que se aprobó por unanimidad hace dos años, cuando la ultraderecha no estaba en las instituciones, cuando todos y todas éramos más libres.
Los avatares del mural son de sobra conocidos: Vox, en un ataque más a las mujeres, lleva al Pleno de Distrito una propuesta para eliminarlo, y para sorpresa de todos, PP y Ciudadanos lo apoyan. Unos días antes, en la Junta de Carabanchel se vivió un debate similar y Ciudadanos se abstuvo, paralizando así la infamia.
Para quienes lo vivimos en directo, fue muy sorprendente porque los concejales de Ciudadanos no sólo apoyaron con su voto la supresión del mural de Ciudad Lineal, sino que fueron más allá en sus argumentos que la ultraderecha.
Eso despertó al barrio, al resto de la ciudad, a España e incluso alcanzó eco internacional. Aquel mural que hasta hace una semana sólo los vecinos hubieran reconocido se convirtió en un símbolo del que se ha hecho eco hasta «The Guardian». Pretendían callar a las mujeres de Ciudad Lineal y sin embargo lograron que su voz llegara más lejos que nunca.
Las excusas que escuchamos en el pleno sonaban cada vez más artificiales. Rebuscaron en la ideología de las mujeres representadas y se dedicaron a sacarlas de contexto. Las acusaron de revolucionarias, como si ser pioneras no fuera una revolución, como si desde el conservadurismo se lograsen avances sociales.
Dijeron que ese no era el mural contra la violencia de género que habían votado, como si el empoderamiento femenino no fuera en sí un arma valiosísima contra la violencia sobre la mujer.
Y, por si fuera poco, utilizaron al colectivo de deportistas con diversidad funcional para blanquear su decisión. Como si hubiera que elegir y restar, en vez de sumar.
Tan artificiales sonaron sus excusas y tal fue la movilización social, que Begoña Villacís inició un viraje, otro más. Lo anunció en una rueda de prensa en el Pleno y lo consumó votando a favor de mantener el mural para sorpresa de sus socios del PP.
Es insostenible que, ahora que Rosa Parks tiene un espacio en el Despacho Oval, la borren de un muro de la Conce. Pero los ataques no acaban ahí: Ciudadanos suprime la Dirección General de Igualdad y cesa a su directora. Los murales son símbolos, si borran uno pintamos doscientos, pero el ataque al feminismo es muy real y no ha cesado, aunque el mural se quede.
Los logros sociales no deberían ser cuestionados. Bienvenida sea la rectificación de Ciudadanos, pero lo que de verdad sería bienvenido es que aprendieran la lección. No se puede bailar el agua a la ultraderecha: primero fueron a por la Memoria Democrática, después a por el movimiento vecinal y el feminismo. Cuando dejen de utilizarlos y vayan a por ellos, ya no quedará nadie.