Paisaje de la Luz

El Paseo del Prado y el Retiro de Madrid: a un paso de convertirse en patrimonio de la humanidad

El Ayuntamiento se muestra optimista sobre el futuro de su candidatura, que será sometida a votación este domingo 25 de julio

El Paisaje de la Luz de Madrid representa un entorno de 190 hectáreas de extensión, de las cuales, el 75% corresponde a espacios verde.
El Paisaje de la Luz de Madrid representa un entorno de 190 hectáreas de extensión, de las cuales, el 75% corresponde a espacios verde.David JarLa Razon

Tras muchos requisitos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultural y muchas preguntas del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, siete años y más de 1.500 páginas después, la ciudad de Madrid está a 14 votos de conseguir su primer bien inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial: el Paisaje de la Luz. De lograrlo, el paisaje de las Artes y de las Ciencias que conforman el paseo del Prado y el parque del Buen Retiro se convertiría en el quinto sitio de la Comunidad en recibir tal reconocimiento, el cuadragésimo noveno en España, que es el tercer país con más bienes incluidos en este catálogo internacional de joyas culturales y naturales.

Durante este tiempo, por el Gobierno municipal han pasado dos alcaldesas y un alcalde: Ana Botella fue la que impulsó la iniciativa en 2014, Manuela Camena la que estuvo al frente del Ejecutivo cuando se presentó ante la Unesco el dosier de la candidatura y, finalmente, José Luis Martínez-Almeida es el regidor al que le ha tocado vivir el dilatado y duro proceso de valoración, desde la primera visita de un evaluador de la Unesco en octubre de 2019 hasta la decisión final del comité de expertos que tendrá lugar el domingo 25 de julio pasando por todas las dificultades derivadas de la crisis de la Covid-19, culpable de que el veredicto se haya retrasado un año.

El camino no ha sido fácil y, aunque desde el Ayuntamiento se muestran optimistas, advierten que el final sigue abierto: «Cumplir con todos los requerimientos desde el principio es muy complicado, de hecho, de las 25 candidaturas de 2020, solo 12 han sido propuestas directamente para inscripción, mientras que el resto lo han sido para todo lo contrario o para su retraso, y en el mejor de los casos, están las cuatro a debate, situación en la que se encuentra Madrid», explica Mónica Luengo, historiadora del arte y arquitecta paisajista encargada de la redacción de la documentación sobre la que se asienta el Paisaje de la Luz. En referencia a los últimos apuntes del Icomos sobre la candidatura madrileña, el director general de Patrimonio Cultural en el Consistorio añade: «Por mi experiencia, el informe no es malo; mientras otros están en la UCI, a nosotros nos animan a continuar hasta el final».

Las cartas están sobre la mesa.

Puntos débiles

El área que conforma el Paisaje de la Luz de Madrid representa un entorno de 190 hectáreas de extensión, de las cuales, el 75% corresponde a espacios verdes. Sin embargo, el Icomos difiere sobre el papel de la naturaleza en el Paisaje de la Luz, que para los técnicos del Ayuntamiento es fundamental, mientras que para los expertos del consejo es tan solo accesorio. Por otro lado, la organización tampoco ve el vínculo del espacio con las artes y las ciencias, poniendo en duda el valor del patrimonio en un sentido social, como ha sido presentado, entendiéndolo como puramente monumental.

Por último, el Paisaje de la Luz podría ser una propuesta demasiado innovadora: «No hay ningún bien inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial por ser un espacio verde urbano, por representar un lugar de naturaleza dentro de una ciudad, esta sería la primera vez», dice sin esconder el orgullo Luengo.

Puntos fuertes

En esta carrera de fondo, no vale con ser el más grande o el más bonito, para ser patrimonio mundial de la Unesco hay que demostrar excepcionalidad, con lo que el último punto débil del Paisaje de la Luz, es decir, el pionerismo de Madrid, podría acabar jugando a su favor. Además, la candidatura se sustenta en argumentos históricos sólidos, como que el paseo del Prado, diseñado en el siglo XVI, fue el primer gran paseo arbolado de Europa o que el palacio y los jardines del Buen Retiro representaron el epicentro de la expansión del pensamiento ilustrado español en el siglo XVIII.

El último informe de evaluación del Icomos hace referencia también al buen estado de conservación del área en cuestión. Lo mejor, no obstante, es otra cosa: «No nos han dicho que no, y no solo eso, sino que sí han reconocido el valor universal del paseo del Prado, lo que quiere decir que, aun poniéndonos en lo peor, podríamos inscribir esta parte del conjunto en la lista», asegura Luengo.

Sea lo que sea, la decisión queda en manos de los 21 países que participarán en la votación del 25 de julio a partir de las 13:30. Solo hay que convencer a 14 de ellos.

Un paisaje sin contaminación

¿Qué supondría para Madrid contar con un bien de patrimonio mundial en pleno corazón de la ciudad? Dice Luis Lafuente, director general de Patrimonio Cultural en el Ayuntamiento que, además de «un enorme orgullo», «un enorme compromiso y una enorme responsabilidad», pues habría que aumentar las medidas de protección del área y, tal y como se ha hablado ya con los evaluadores de la Unesco, «las actuaciones futuras tendrán que ir en la tendencia de reducir el tráfico y ganar espacio para el peatón».