Mural vandalizado

Cancelar el pasado en Ciudad Lineal

La pintura feminista recibió su enésimo ataque el mismo día que el grupo “Futuro Vegetal” protestaba contra el ministro Planas llenándole de pintura roja la fachada de su Ministerio

El mural feminista de Ciudad Lineal ha sido vandalizado con pintadas otra vez
El mural feminista de Ciudad Lineal ha sido vandalizado con pintadas otra vezAlberto R. RoldánLa Razón

No es nada nuevo. Sobre ello hay miles de escritos médicos. Cuando algo no gusta, se ignora. O se esconde en un cajón. O se tacha. El llamado mural feminista de Ciudad Lineal ha sido vandalizado por enésima vez. Ahora tachado, aunque antes fue impregnado de una pintura negra que hacía poco menos que imposible reconocer a sus protagonistas. Esas que muchos que por allí pasan tampoco sabrían reconocer. Y no porque no quisieran... pero eso es otro tema. Sin duda educativo. El caso es que el mural, enseña de la izquierda madrileña, bajo el reivindicativo título de «La unión hace la fuerza», volverá a acaparar -quizá-, su «demanda de una urgente reparación». Mientras, los rostros de las mujeres que lo protagonizan, como Frida Khalo, Gata Cattana, Nina Simone, Liudmila Pavlichenko o Federica Montseny seguirán siendo un interrogante para los paseantes.

Este deseo de acabar con lo que no nos gusta, como con el mural de Ciudad Lineal, lo tuvieron también ayer mismo los militantes o activistas de un grupo autodenominado «Futuro Vegetal». Como si pintaran un Rothko en la fachada, arrojaron pintura roja sobre la puerta principal del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación en protesta por las últimas declaraciones del ministro Luis Planas, «contrarias a la postura del ministro de Consumo Alberto Garzón sobre la carne». Estos, a diferencia de los del mural poliatacado, no se esconden y, altavoz en mano, pregonan las bondades de su futuro verde y vegetal. Otros dirán que lo que ha sucedido en Ciudad Lineal se trata de una nueva expresión de las teorías de la cancelación. No hablamos de lo que nos gustaría que no hubiese pasado -siempre con un fuerte componente ideológico, claro-, o derruimos estatuas de conquistadores o próceres heterosexuales y blancos. Ahora, los de la «contra» parecen haber aprendido la lección y se muestran prestos a emular, con gran aprovechamiento a los otros. Toca mover ficha. Otro pronunciamiento en el tablero ideológico.