Creatividad
Gatas: el cómic basado en un Madrid de 2614 creado por una inteligencia artificial
Desde la Gran Vía repleta de neones hasta las corridas de ciber toros en Las Ventas
Cuenta la leyenda que, durante la reconquista de Toledo, allá por 1085, Madrid –conocido entonces como Mayrit– aún se encontraba bajo dominio árabe. Como importante punto estratégico, Alfonso VI decidió recuperar la actual capital, rodeada entonces por una muralla. Uno de sus soldados, tomando la iniciativa, escaló la pared de piedra con bravura, cambiando la insignia árabe por la cristiana al llegar a lo alto. En aquel momento, sus compañeros comentaban que escalaba cual gato. Y con este apodo pasó a formar parte de la historia aquel soldado y su familia, dando lugar, tal como asegura el relato oral, el apodo de “gatos” a los nacidos en Madrid, hijos de padres y abuelos madrileños.
Estos animales conviven con numerosas supersticiones y creencias populares: independencia, intrepidez capacidad de observación… incluso, se dice, que tienen siete vidas. Pero, ¿tienen estas cualidades los madrileños? Según una inteligencia artificial, sí. Al menos así lo ha reflejado en la novela gráfica “Gatas”, la cual se sitúa en un Madrid futurista –concretamente, en el año 2614– y que está protagonizadas por unas abuelas que guardan un secreto.
Al frente de este proyecto está Carmelo Rodríguez, director creativo publicitario en CYW, quien, junto a sus compañeros, decidió desarrollar esta idea original como un proyecto personal. “Somos un poco frikis”, reconoce. “Ha llevado varios meses desarrollar este proyecto, tanto en la creación de imágenes como en generación de texto”, explica, “pero nos interesaba mucho ver hasta dónde podía llegar esta tecnología tanto en la generación de imágenes como de prompts, las descripciones que se dan a la inteligencia artificial para que cree una imagen única acorde a la historia. “La tecnología sigue siendo muy joven en este sentido, y quizás el mayor reto ha sido conseguir una estética coherente y lineal durante toda la historia, que permita reconocer a los personajes y las localizaciones, manteniendo una misma gama cromática y una dirección de arte consistente”, añade Rodríguez.
“Queríamos llevar la historia al límite, ver hasta dónde podía llegar esa premisa de un Madrid futurista en un cómic”, dice. “La inteligencia artificial da la posibilidad de probar cosas de una forma mucho más ágil, lo cual permite contemplar distintas opciones de una manera mucho más rápida que, de otra manera, no sería factible”, explica Rodríguez. De hecho, funciona como una suerte de brain storming para que la inteligencia artificial cree a partir de los parámetros que se le dan. “Pero siempre hay un proceso de prueba-error que es mucho más trabajoso de lo que se puede pensar”, apunta Rodríguez. De hecho, asegura que detrás de cada ilustración “hay, quizás, entre 50 y 60 interacciones con la inteligencia artificial hasta que conseguimos la imagen que queremos”.
El cómic que han creado presenta un Madrid (y unos madrileños) nuevos y familiares al mismo tiempo. Al leerlo, se tiene la sensación de volver a un lugar que se conoce bien, pero que hace mucho tiempo que no se visita. “Para la historia queríamos profundizar un poco en ese mito de por qué a los madrileños se les llama gatos, así como en ese ritual por el cual esas ancianas mueren varias veces y parece que se perpetúan”, afirma Rodríguez. “Pero también queríamos revisar un poco ese género de ciencia ficción en el que estamos acostumbrados a ver ciudades como Tokio, Nueva York o Chicago, situando a Madrid entre ellas”, añade. Y es que, para desarrollarla se preguntaron qué pasaría “si fuera Madrid esa ciudad futurista y decadente que estamos acostumbrados a ver”. Sin embargo, para una inteligencia artificial “resulta fácil tirar de banco de imágenes con otras ciudades, pero con Madrid no es tan sencillo, porque no hay referencias”, asegura.
“Lo bueno de Madrid es que tenemos un folklore tan amplio que da mucho juego para interpretarlo de muchas maneras”, continúa Rodríguez. De esta manera, en el cómic se pueden ver desde los característicos edificios de la Gran Vía mezclados con neones, o la plaza de toros de Las Ventas, en las que siguen existiendo las corridas, pero con una especie de ciber toros. También se menciona Lavapiés o los famosísimos bocadillos de calamares. “Es algo muy de Madrid, pero muy diferente al mismo tiempo”, subraya el creativo. “Con este primer cómic lo que hemos querido hacer es plantear ese universo, que podrá ir desarrollándose con nuevas entregas”, dice. “Es solo el comienzo de una historia que creemos que sorprende mucho, en parte, también, porque le hemos dado una vuelta al protagonista para que no fuera el clásico héroe de ciencia ficción, sino que fueran dos ancianas”.
Sin embargo, como casi siempre ocurre cuando la ciencia ficción mira al futuro, todo parece algo más oscuro y desesperanzador. Sin embargo, Rodríguez reconoce que ellos no piensan en Madrid de esta manera. “Somos bastante más optimistas con el futuro de Madrid de lo que parece por el cómic”, asegura. “Nos lo hemos querido llevar a ese futuro decadente e incierto del ciberpunk, pero realmente creemos que el futuro va a ser mucho más luminoso”.
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