Entrevista

Madrid a través de la mirada de un Cronista de la Villa

Pedro Montoliú ha dedicado su carrera a la información local, lleva más de 30 años escribiendo sobre la capital en el siglo XX y 23 siendo Cronista de la Villa

El periodista y cronista de la Villa de Madrid ha dedicado su carrera profesional y parte de su vida a la capital
El periodista y cronista de la Villa de Madrid ha dedicado su carrera profesional y parte de su vida a la capitalAlberto R. RoldánLa Razón

Aún recuerda el primer artículo que escribió. Fue un domingo de 1972, cuando de camino a su casa, en la Plaza de Olavide, tuvo lugar una explosión de gas a solo treinta metros de allí. Aún no habían llegado los bomberos, policías ni medios de comunicación, cuando él ya había fotografiado y tomado nota de todo lo acontecido. «Fui al Informaciones pero no había nadie porque empezaban a trabajar por la tarde», relata Pedro Montoliú a LA RAZÓN, por ello decidió volver a casa, comer y regresar a la redacción más tarde con todo el material: «Entonces me dijeron que no podían atenderme porque había ocurrido algo muy grave en Madrid; les cambió la cara cuando les enseñé mis 36 fotografías y les dije que era testigo presencial». Tras preguntarle si estudiaba periodismo, José María Izquierdo, por entonces redactor jefe del diario desaparecido, le pidió que se sentara y comenzase a escribir.

Así nacieron su primera portada y dos páginas interiores de las muchas que escribiría en su vida. Y aunque su ciudad natal siempre fue un referente, fue en ese momento cuando decidió que lo único que quería hacer era contar lo que pasaba en ella. Después fue de los pocos que no cambió de sección durante sus quince años en El País, fue director de La Vanguardia en Madrid, más tarde director y fundador de Madridiario –el primer y único medio local para Madrid-, director de la Consejería de Política Territorial de la Comunidad de Madrid y Cronista de la Villa desde 1999.

Fue esa falta de periódicos locales en una ciudad como Madrid lo que le llevó a fundar uno. «Hay personas que dicen que ese tipo de informaciones no se leen o que interesan más las cosas que pasan en otras partes del mundo, pero no es verdad. Claro que a los ciudadanos de Madrid les interesa porque es lo que viven», asegura el periodista, «siempre he pensado en la frustración que deben de sentir cuando ven que ocurre el algo, al día siguiente lo buscan en los periódicos y no lo encuentran. Parece que lo que han visto, no importa». Y recuerda cómo el ex alcalde Enrique Tierno Galván acudía desde su casa hasta su despacho, en la Plaza de la Villa, apuntando todo lo que veía en mal estado para después comunicárselo al concejal correspondiente. «Al día siguiente estaba arreglado. Pero claro, eso hay que vivirlo», afirma. Es precisamente por esto, por lo que Montoliú defiende una división territorial más coherente para la ciudad, aunque siente haberse quedado solo en ello.

«Creo que un vecino de Villaverde no puede esperar a que los servicios centrales les solucionen sus problemas y que la junta sea un mero transmisor de sus problemas a Cibeles», por ello sostiene que, «debería existir un órgano más descentralizado que permitiese al vecino solucionarlos inmediatamente en su distrito y con los representantes de este». También considera necesario que estos últimos vivieran allí, porque lamentablemente hay muy pocos tenientes alcaldes o presidentes de junta de distrito que vivan en el que están mandando y esto hace que el conocer los problemas diarios de los vecinos se vuelva complicado. Es precisamente, el «universo» en el que se convierte la ciudad al analizar su conjunto, barrio a barrio, lo que convierte a la capital en un lugar único.

Desde que hace 23 años el Pleno del Ayuntamiento de Madrid le concedió el título de Cronista de la Villa ha podido contribuir en el desarrollo de la ciudad más que nunca, pues su única contrapartida es que tienen que responder cuando el consistorio les hace una consulta, les pide una opinión o les solicita un informe.En la actualidad son ocho los que cuentan con este título honorífico, vitalicio y no remunerado que otorgan a aquellas personas que se han distinguido en su actividad profesional en cualquier tipo de estudios, investigaciones, publicaciones o trabajos, o divulgación sobre temas relacionados con la ciudad. Para Montoliú, el mayor orgullo que ha tenido en su vida después de cerca de 50 años de su vida dedicados a ella.

Pedro Montoliú es uno de los ocho Cronistas de la Villa, un título honorífico y vitalicio que concede el Pleno del Ayuntamiento de Madrid
Pedro Montoliú es uno de los ocho Cronistas de la Villa, un título honorífico y vitalicio que concede el Pleno del Ayuntamiento de MadridAlberto R. RoldánLa Razón

Y aunque su colaboración, dice haberse visto condicionada en función del alcalde reconoce que José María Álvarez del Manzano, Alberto Ruíz Gallardón y José Luis Martínez Almeida, son los que más en consideración les han tenido en temas de tanta actualidad como el cambio de nombres de las calles con motivo de la Ley de Memoria Histórica, las placas conmemorativas en las distintas fachadas de las casas de la ciudad la relación de los hechos sucedidos con valor histórico, de las personas relevantes que vivieron en esas fincas y también destacar la importancia de determinados edificios singulares o el nombramiento de Tim Burton como Embajador de Madrid. Por ello, reclaman tener más participación.

«Madrid en la Transición: Protagonistas»

Tres décadas lleva dedicadas a escribir toda la historia del siglo XX en Madrid. Ocho libros de sus veinte publicados hablan de ello y el último de ellos, publicado en 2018 y recientemente reeditado por la editorial La Librería. “Madrid en la Transición: protagonistas” recoge cuarenta entrevistas a personas que desde la primera línea de la política o desde su ámbito laboral cooperaron para transformar la sociedad y desvelan cómo sus circunstancias personales se vieron afectadas por los años finales del franquismo y los primeros de la democracia y cuál fue su actitud ante los cambios sociales y políticos que estaban produciéndose a su alrededor.

Félix López Rey, Paquita Sauquillo, Antonio Garrigues Walker, Nicolás Sartorius, Julia Gutiérrez Caba, Cristina Almeida, Luis María Ansón, Rosa María Mateo, Manolo Santana o Margarita Salas, son solo algunos de los entrevistados. «Una de mis mayores preocupaciones es que las mujeres estuvieran muy bien representadas, algo que me resultó complicado. Estamos hablando de la Transición, donde el papel femenino no estaba representado en muchos espacios», confiesa. Dice fue este el motivo por el que especialmente le gustó su conversación con Salas. «Descubrí la lucha de la mujer por conseguir un papel relevante como el que tenía ella en la ciencia, que no era tan conocido y fue muy interesante», asegura. Una lucha que tuvo que tener la bioquímica desde la propia facultad para hacerse un hueco y que la reconocieran por su valía y no por ser esposa de.

Su testimonio no está incluido, pero Montoliú tenía 22 años y vivió la Transición en la plantilla de uno de los periódicos más influyentes de tirada nacional del país y que jugó un papel decisivo entonces. «Dábamos voz a políticos de la oposición que entonces estaban en la clandestinidad y en la sección de local, daba voz a los políticos desconocidos de los municipios que luchaban por la mejora de su hábitat, sus vecinos y lógicamente de paso por un cambio político», cuenta.

Este libro dice haber servido para descubrir cosas de esta etapa de la historia que se desconocían y el resumen general es que «frente a la imagen que se da de que la Transición fue una cuestión de políticos reunidos en un despacho o en un Parador, discutiendo como iba a ser el futuro de España, la realidad fue que la Transición se hizo porque la sociedad española quería que se hiciera, trabajó para ello, sufrió por ello y lo consiguió», sentencia.