Análisis

Las otras veces que Vox ha pactado con Ayuso tras su «no es no»

No es la primera vez que el partido de Monasterio amenaza con una ruptura y termina con un «sí» de última hora

El rechazo de Vox a los presupuestos en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid ha dinamitado esta semana la estrategia de los populares de tener listas las cuentas antes de fin de año. Tanto la presidenta Isabel Díaz Ayuso, como el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, necesitan del apoyo de los de Abascal para sacar adelante sus proyectos. A Ayuso le bastan cuatro abstenciones mientras que Almeida precisa también del voto favorable de Ciudadanos, del que no hay duda.

Los de Vox han amenazado con bloquear los presupuestos a las puertas de las elecciones autonómicas y municipales, un roto monumental para los populares en la ejecución del programa electoral y el anuncio de nuevas medidas para los madrileños.

La líder de Vox en la región ha ido subiendo la tensión esta semana en torno a las advertencias de bloqueo a la Ley. Primero, anunciando la abstención de su Grupo en la votación, a la que vez que denunciaba la «humillación» del PP por no admitir las propuestas que registraron fuera de plazo. Después activó el botón del pánico al revelar que no apoyarán las cuentas del PP.

En el transcurso de este viraje, las direcciones nacionales de ambos partidos se enzarzaban en acusaciones a cuenta de la moción de censura contra el presidente Pedro Sánchez que Abascal quiso presentar y Feijóo, no. Silenciado el ruido nacional en este asunto, Monasterio hizo lo propio con sus decibelios, tendiendo la mano a Ayuso para presentar un nuevo proyecto que incluya sus enmiendas en enero. La oferta ha sido rechazada por la presidenta. El trámite parlamentario se alargaría, sin llegar a tiempo para poner en marcha las medidas recogidas en el proyecto. «El PP se equivoca de enemigo», señaló Monasterio, apelando a la lealtad de su Grupo con los de Sol. «A usted no le interesa la Comunidad de Madrid. Está en desbandada. Quizá querrá irse al Ayuntamiento pero no lo puede pagar con nosotros», replicó Ayuso.

El entendimiento entre ambas que ha marcado la legislatura, contrariamente a lo sucedido en Cibeles, se ha vuelto hostilidad en apenas una semana. No es la primera vez que los de Vox amenazan con el «no es no» y terminan con un «sí» de última hora. Lo hicieron con la Ley de Defensa de la Autonomía Financiera. Tras registrar una enmienda a la totalidad a la norma, terminaron retirándola en el minuto de descuento. Lo mismo ocurrió con su propuesta para crear una comisión sobre las residencias de mayores en Madrid o la Ley Ómnibus para impulsar la actividad económica y la agilidad administrativa.

Las diferencias entre Feijóo y Abascal se hacen realidad en los territorios donde los verdes apoyan al PP. A cinco meses para las autonómicas madrileñas, Monasterio se arriesga a escenificar una «alineación» con la izquierda que Ayuso utilizaría para desgastarla. La líder de Vox, uno de los activos más potentes de la formación, lo sabe y hace juegos malabares para complacer a la dirección de su partido y sobrevivir en la Cámara madrileña. El propio Abascal ha ofrecido a Ayuso un acuerdo político a cambio del apoyo de su partido a las cuentas autonómicas.

La bajada del tramo autonómico del IRPF, la derogación de la ley trans y la subida salarial para los médicos son algunas de las propuestas que podrían haber capitalizado en el trámite presupuestario si esas propuestas hubieran llegado a tiempo. Tras la inadmisión, Monasterio ve mermado su protagonismo en el último Pleno del año y su imagen podría deteriorarse. El baile de la yenca habitual de Vox en Madrid le daña a derecha e izquierda en la Cámara regional. Ya se ha apresurado Mónica García, la líder del partido de Errejón, a aventurar que son la «alfombra del PP».

La revancha de los verdes ha causado un tremendo malestar en el Grupo Parlamentario Popular y en el Gobierno de la Comunidad. No entienden en Sol que, después de meses revisando las cuentas con ellos, «ahora se desmarquen por un error suyo. La pataleta, que la paguen con sus asesores que no supieron presentar las propuestas como está establecido, no haciéndose los ofendido»”, reconocen.

En el Ayuntamiento de Madrid, donde las relaciones son manifiestamente mejorables entre el alcalde y el portavoz de Abascal, las diatribas nacionales también le pasan factura al regidor. Ortega Smith ha reafirmado su rechazo a los presupuestos de los populares. Cuando Almeida había abierto una vía al diálogo tras modular las restricciones al tráfico, Ortega se enroca en el «no» a las cuentas que la izquierda enmienda. Y todo después de que Feijóo y Ayuso se conjuraran en la cena de Navidad del PP de Madrid para desdibujar a la formación de Abascal. «O nosotros o Sánchez», repitieron.

Ambos celebraron el tradicional encuentro con afiliados. Y el líder popular, como avanzó Pablo Gómez, se aventuró a interpretar la ciencia demoscópica. Para sorpresa de los presentes, especialmente para los de las mesas municipales, el gallego vislumbró un resultado «espectacular» para la presidenta y otro «contundente» para el alcalde el próximo 28-M. Feijóo situó a Madrid como clave en el cambio del ciclo político. Eso, sí, a Ayuso, más «clave».