Crítica

Visitamos Riverita, la taberna de gula de Ponzano y esta es nuestra valoración

Este delicioso rincón de Chamberí tiene una despensa fenomenal con pescados de lonja y carnes de proveedores bien elegidos

Albert Rivera puso en marcha junto a su hermano Francisco esta taberna en la gastrocalle que no pasa de moda
Albert Rivera puso en marcha junto a su hermano Francisco esta taberna en la gastrocalle que no pasa de modalarazon

Cuando algo se pone de moda, lo hace para bien y para mal. En el caso de Ponzano, cuando comenzó la fiebre de la gastrocalle, había una buena cantidad de sitios excelentes, y empezaron a surgir otros nuevos, como Sala de Despiece o la Taberna Averías, por dar solo dos ejemplos. Pero, claro está, más de un empresario con buen olfato, sentido de la oportunidad y muchos socios inversores vieron la ocasión de montar proyectos muy rentables, aunque no en esta línea de excelencia honesta que caracterizaba a esta vía. Y todos salimos perdiendo: los comensales, que por cada sitio bueno se topaban con tres reguleros; los pobres vecinos, que a fuerza de quejarse por no poder dormir, han conseguido que el Ayuntamiento les ampare, y los propietarios de toda la vida, expulsados en muchos casos por los altos precios que los alquileres alcanzaron: la gentrificación también es esto.

Sin embargo, en esta nueva oleada de aperturas ‘ponzaneras’, hay sitios que hacen bien las cosas y no desvirtúan los orígenes del enclave. Uno de ellos es Riverita (Ponzano, 31). Detrás de todo están Alberto y Francisco Rivera, de raza tabernaria. Son los propietarios, también, de Candeli, otro espacio joven pero altamente recomendable, que abrieron en 2015. El dúo quería tener un local para replicar su respeto por el mejor producto, pero un poco más informal. Así nació, en agosto de 2021, esta deliciosa tabernita de mesas altas, pero con una despensa fenomenal, en la que sobresalen conservas gallegas, mariscos, uff que mariscazo inagotable, y pescados de lonja, carnes de proveedores bien elegidos, buenas chacinas ibéricas y verduras de cercanía. La versión chamberilera del bistró.

Aquí impera el respeto a la temporada, por lo que la carta cambia con frecuencia en función de lo que llega del mercado. Hoy, una lujuriosa alcachofa rellena de rabo de toro rayada con trufa. No obstante, hay fijos que no defraudan, ideales para calentar motores, como el siempre infalible jamón de Juan Martín o el chorizo de campaña de Maldonado. Ojo a la rica mortadela: puede ser buena idea pedirse una tabla de variados para no tener que elegir. También trabajan las conservas que les llegan: actualmente hay un estupendo salpicón, ahora con berberechos, y un plato que no es para todos los paladares: es el caso de las navajas con salsa de callos, un plato que puede gustar mucho pero no convencer demasiado. Quien escribe estas líneas es de la primera opción, pero el que avisa no es traidor sino sincero... aunque me pido otra!

Sus guisos y platos de cuchara son la mejor alternativa para estos días de frío polar que no se nos despegan del calendario. Para quitarse el sombrero las pochas con setas de temporada y el parmentiere trufado. Todo el año tienen disponible su profundo txangurro con salsa americana y que se presenta flambeado, uno de los platos más celebrados por la insigne clientela, y por este gato. Si buscan y anhelan la contundencia de la carne, deben decantarse por la presa ibérica, 100 % bellota y muy jugosa, que se sirve con crema de boniato y migas de pastor. Si lo suyo es la carne madurada, no está nada mal su solomillo de vaca vieja asturiana. Y para los amantes del steak tartar, lo preparan con bastante solvencia y a gusto del comensal en cuanto a nivel de pique, como dios manda. Mariano, el jefe-jefazo de la barra, y su equipo, le pondrán al día de las sugerencias del día, que cambian con mucha frecuencia. No teman el rejón, que no lo hay, y pregúntenles sin miedo.

Los Rivera son de buen beber y sumilleres, así que no han descuidado este aspecto. Hay una amplia selección de vinos de las principales D.O. de nuestro país, y cervecitas bien tiradas, como mandan los cánones tabernarios. En cuanto a los postres, también se manejan bien. Caen un poco en esa estrategia de sumarse a todos los carros (hojaldre fino de manzana, tarta de queso o arroz con leche), pero al menos con acierto. ¿El mejor? La ganache de chocolate negro salado con su poquito de chocolate blanco. Todo con alma, y de Madrí.

Las notas de LA RAZÓN

COCINA 7,5

BODEGA 7,5

SALA 7,5

FELICIDAD 8,5