Refugio climático
El Círculo de Bellas Artes reabre su Refugio Climático como oasis contra el calor en Madrid
Del 10 de julio al 7 de septiembre, el Círculo de Bellas Artes convierte su histórico Salón de Baile en un refugio gratuito y abierto a todos. Más que un lugar fresco, es un espacio de descanso, cultura y conciencia ecológica frente a los rigores del verano madrileño
En un Madrid cada vez más castigado por las olas de calor, el Círculo de Bellas Artes ha vuelto a abrir las puertas de su Refugio Climático. Bajo una cúpula con más de 300 plantas, el emblemático Salón de Baile se transforma en una plaza interior pensada para ofrecer sombra, reposo y reflexión. “Evidenciamos, por un lado, la crisis climática, y por otro, la necesidad de parar, de bajar el ritmo”, explica Santi Hernández Zarauz, integrante del equipo del CBA. La iniciativa cuenta con el respaldo de entidades como la Fundación Biodiversidad, Reale Foundation, TIPSA y el Vivero de Estufas del Retiro.
El proyecto ha sido impulsado desde la dirección general de Valerio Rocco Lozano, con un planteamiento cultural y estratégico liderado por Carolina del Olmo y Andrea Temes. La idea es sencilla pero poderosa: abrir un espacio sin coste, sin consumo obligatorio y sin límite de tiempo donde cualquier persona pueda refugiarse del calor. Desde las 11 de la mañana hasta las 9 de la noche, quien lo desee puede tumbarse en una hamaca, leer un libro, escuchar música relajante o participar en alguna de las múltiples actividades programadas.
Una de las más celebradas es el “siestódromo”, un rincón donde la música y la lectura están diseñadas para facilitar la desconexión y la siesta. “Es un gesto político en sí mismo”, dice Hernández, “reivindicar el derecho al descanso en un mundo que no para”. También hay juegos de mesa aportados por Tranjis Games, cuentacuentos, lecturas colectivas y una “fiesta de la lectura” organizada con la Escuela SUR. Todo pensado para reconectar con lo tangible, con el cuerpo, con los demás.
El componente artístico y ecológico se entrelazan gracias a la instalación sonora de la artista Sayaka Fujio, que evoca el ritmo lento de la naturaleza frente a la velocidad urbana. A esto se suman talleres de reparación, textil y cocina sostenible. El mobiliario del espacio, reutilizado y transformado por el colectivo Basurama, refuerza el mensaje: otro modelo de ciudad y de consumo es posible.
Como novedad, este año el refugio también admite mascotas, siempre que sus responsables las acompañen por la escalinata principal del edificio. Accesible para todos los públicos, sin distinción de edad ni condición, el Refugio Climático del Círculo no es solo un alivio físico frente al calor: es una propuesta cultural, política y emocional para vivir la ciudad de otra manera.