Ya te llamo yo

Mi derecho a escribir en los bares

Nos mandemos ubicaciones por WhatsApp para saber en qué lugares no dejan utilizar el portátil. Para buscar otro bar como buscaría otra ruta

Imagen de la terraza de un bar en Madrid
Imagen de la terraza de un bar en MadridJesús G. FeriaLa Razon

Esta columna que está usted leyendo ha sido escrita en una libretita negra y con un boli prestado. Como si fuese una carta de amor o una despedida. No porque yo sea una romántica, que no (varios ex estarían dispuestos a confirmarlo) sino porque en el bar en el que ya había pedido la Alhambra, y que ya me habían servido, me han amonestado por sacar el portátil. Como si lo que me hubiese sacado fuera la chorra. Una vez escrita y contadas las palabras una a una, señalando con la puntita del boli prestado, para que fuese el número exacto de palabras que puede contener esta columna, ni una más ni una menos, mi hermana ha dejado de atender a tres criaturas mientras yo se la dictaba por teléfono. Ella, pacientemente, la ha transcrito en el ordenador. Luego le he dado la contraseña de mi correo para que desde allí, como si fuese yo, la enviase a la redacción. Porque una cosa es que yo aquí les cuente a ustedes mi vida y, otra muy distinta, que se la cuente a mi jefe. Porque yo de lo que iba a hablar hoy era de la jornada electoral, de si tendremos túnel tenebroso o planeta de algodón de azúcar. Yo quería hablar con ustedes sobre la promesa de Yolanda Díaz de levantarnos el lunes con más derechos. ¿Cuántos más? ¿Y de qué tipo? ¿Aleatorios? No sé, necesito más datos. ¿Qué derechos nos faltan? ¿El derecho a que no te pongan tapa sin caña? ¿El derecho a salir del trabajo una hora antes? ¿El de planchar y dormir dos horas? ¿Qué derechos y cuántos? Y sin embargo aquí estoy, proponiendo que tejamos una red solidaria de gentes que escriben en los bares y, como con los radares, nos mandemos ubicaciones por WhatsApp para saber en qué lugares no dejan utilizar el portátil. Para buscar otro bar como buscaría otra ruta.