Comercio
El empresario catalán que pelea porque haya restaurantes 24 horas en Madrid
El RedBar de Plaza de España fue cerrado por el Ayuntamiento de Madrid. Su CEO, Felipe Alayeto, pide «coherencia»: «En Madrid puedes comer a las 5:00 en una discoteca, pero no en un restaurante»
«Cerrado temporalmente». Aquellos que se planten en el número 12 de la calle San Leonardo, en la confluencia de Princesa con Plaza de España, esperando a ser servidos... pierden el tiempo. Al menos ahora. Y no por falta de ganas de sus dueños. El restaurante que se encontraba en uno de los puntos más céntricos y concurridos de la capital, mantiene sus puertas cerradas por espacio de treinta días. Así lo decretó la Agencia de Actividades, dependiente del Ayuntamiento de Madrid. ¿El motivo? Abre 24 horas, los 365 días del año. Su nombre, RedBar.
Era, si no una muerte, sí un cierre anunciado. Desde diciembre de 2021 se habían levantado 55 actas contra este establecimiento «por dar de comer, entre otros, a Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado». Así lo explica a LA RAZÓN el CEO y fundador de esta cadena, Felipe Alayeto. Tras triunfar con RedBar 24 h en varios puntos de Cataluña, este empresario catalán se propuso, en 2021, extender el modelo al resto de España. Y el primer objetivo era Madrid. Su plan de expansión era –y es– ambicioso: estar presentes en los 21 distritos de la capital para el año 2030, así como en localidades como Majadahonda, Alcobendas, Alcorcón... ¿Su concepto? Resucitar el «modelo» del VIPS de los ochenta y noventa que, en algunos casos, llegaban a estar abiertos día y noche. «Nuestro compromiso desde el minuto uno siempre ha sido ofrecer a los madrileños un servicio 24/7 de cocina ‘‘non stop’’, de forma amigable y segura», explica Alayeto a LA RAZÓN.
Su desembarco se produjo en el actualmente cerrado restaurante de la calle San Leonardo. Su personal estaba distribuido en tres turnos durante cinco franjas de las 24 horas. ¿La carta? Muy completa: ensaladas, «pokes», «bocatería», pasta, menú vegano y sin gluten... A pesar de la poca publicidad y el «low profile» que han mantenido, el RedBar de San Leonardo empezó a «tirar»... especialmente en horario nocturno. «Más del 70 % de la facturación se consigue en esa franja», apunta Alayeto. De hecho, la «hora punta» es de dos a tres de la mañana. El empresario ya lo sabía, y por eso eligió Madrid para su expansión, pero esta experiencia en Plaza de España lo constató: la capital, como gran urbe europea, también vive de noche. Y no sólo de viernes a domingo.
«El 16 % de la población activa trabaja en horario nocturno», señala. Policías –de la cercana comisaría de Leganitos, por ejemplo–, reponedores y taxistas, entre otras profesiones, sabían que tenían un local en pleno centro, especialmente ahora en invierno, en el que podían comer cómodamente. Pero también acogían a muchos estudiantes. Y no de fiesta precisamente. Los que se concentran mejor con un café entre las manos, bajaban al RedBar para repasar sus apuntes. «Hay noches que parece una biblioteca nocturna. Me dicen: ‘‘Mira Felipe, si nos quedamos en las habitaciones, es fácil que nos durmamos’’». Ahora, «lamentablemente, hemos dejado a muchos sin servicio», se lamenta Alayeto.
A la hora de explicar el por qué del cierre, hay una frase con la que el empresario resume la situación. «En Madrid puedes comer en una discoteca hasta las 5:30 de la mañana, pero no en un restaurante». Y así es. La cuestión es que, de acuerdo a RedBar, se ha solicitado al Ayuntamiento de Madrid en «múltiples» ocasiones la ampliación de horario. A su favor, esgrimen, estaría la propia legislación de la Comunidad de Madrid: la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas (LEPAR), vigente desde 1997, y que «evolucionó» con una nueva orden del 21 de abril de 2022. De acuerdo a esta legislación, los restaurantes, autoservicios de restauración y otros asimilables pueden abrir desde las 10:00 hasta las 2:00 horas. Como recordaba el pasado febrero la Agencia de Seguridad y Emergencias de la Comunidad de Madrid, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura, e Interior, ahora hay que tener en cuenta dos factores. Primero, que de acuerdo a la reforma de 2022, la autorización de ampliación de horario quedaba «a criterio pleno de los Ayuntamientos», eliminando los supuestos que había antes de la reforma. Y segundo, que, conforme al artículo 23.2 del texto, los Ayuntamientos, «con carácter excepcional, y caso por caso para cada local», podrán «autorizar ampliaciones o reducciones de horarios, en atención a las peculiaridades de las poblaciones, condiciones de insonorización, afluencia turística o duración del espectáculo».
En sus conclusiones, la Agencia de Seguridad y Emergencias apostillaba que «permitir la apertura durante 24 horas de los establecimientos con actividad de restauración de forma generalizada» podría comprometer «gravemente» el «equilibrio entre los derechos de los titulares de las empresas y el derecho de los ciudadanos al descanso». Un problema, este último, que Alayeto asegura que no ha existido jamás con su restaurante de San Leonardo. Es más: el problema ha venido con el cierre. «Lo que nos preguntan los vecinos es qué ha pasado, cuándo volvemos a abrir, cuándo volveremos a tener el servicio 24 horas y que nos echan de menos. A lo largo de estos casi cuatro años hemos pasado desapercibidos en cualquier franja, también en la nocturna. No hablamos de terrazas, sino de establecimientos perfectamente habilitados. Nadie está comiendo en la vía pública. Nosotros estamos pared con pared con la parroquia de San Marcos y un edificio que es una residencia universitaria. Una de nuestras prioridades es sensibilizar sobre el respeto y el descanso vecinal. Y para ello, el servicio debe darse en el interior. Precisamente, en la venta para llevar, es muy fácil molestar a los vecinos», defiende.
Para el empresario, resulta llamativo que Madrid, la «tierra de las libertades» tenga una legislación «más del doble de restrictiva que la de Cataluña» en lo que respecta a la restauración. Y es que, en Cataluña, un restaurante debe cerrar durante tres horas; mientras, en Madrid, son un mínimo de ocho. Este es precisamente, explican, uno de los caballos de batalla de la Asociación de Hostelería de Madrid, que «trabaja para modificar» estos horarios de cierre dentro de la LEPAR.
Si el empresario eligió Madrid fue, entre otros motivos, porque la ciudad, «que tenía fama de ser rancia hace unas décadas, ha pasado por encima de la Barcelona más vanguardista». «La llaman la Miami de Europa, porque en ella se dan cita no sólo gente de todos los puntos de España, sino de todo el mundo». Y no esperaba encontrarse con este cierre de puertas, en un sentido literal. «El problema no lo tienes con la Comunidad de Madrid, que ya ha regulado al respecto, sino con algunos Ayuntamientos, como el de Madrid, o su Agencia de Actividades, a los que les está costando actualizarse y darse cuenta que, más que un negocio, es un servicio».
El empresario ha iniciado una campaña en Change.org: «Por el derecho a una restauración libre 24 horas». «Lo que abogamos desde el propio sector es por darle coherencia a la normativa con la realidad social que se impone», afirma. Por supuesto, el CEO de RedBar no oculta en ningún momento que él lleva un negocio. Y tampoco que su modelo puede suponer unos 5.000 empleos en la región, así como que los horarios nocturnos «generan calles llenas de vida y aumentan la seguridad. Y está comprobado». «Nuestras peticiones no son para una empresa determinada, sino para todo el sector», concluye.
El «apoyo» de Ayuso a los hosteleros
►Desde RedBar explican la diferencia de sensibilidades entre el Gobierno regional y el Ayuntamiento por la liberalización de horarios. El pasado octubre, la cadena organizó los Premios Redbar en Libertad, en el Teatro Príncipe Pío. Los organizadores anunciaron entonces que, desde la Comunidad, a través de Isabel Díaz-Ayuso, habían recibido el apoyo formal por los premios. «Nos han felicitado por estos premios, apoyando al sector de la hostelería y a esta iniciativa que reclama ofrecer servicios esenciales de restauración las 24 horas», afirmó el fundador del proyecto de gestión artística Eneaverso, organizador del evento, Javier Camacho. «La paradoja es que la Comunidad despliega la legislación para que los Ayuntamientos la apliquen. Sin embargo, Madrid no lo hace», afirman en RedBar.