El Madrid de
Fernando Furones: «Un director de orquesta puede escuchar reggaeton»
Compositor que se encuentra orquestando emociones en los escenarios más emblemáticos con la misma batuta que dirige su vida
Opuestamente a lo esperado, le relaja caminar por la Gran Vía. Quizá ahí encuentre su silencio, entre las miradas que se esquivan, en lugar de ser el foco de atención responsable de que alrededor de 90 instrumentos funcionen al unísono. El ruido, en cambio, lo busca cuando acaba una función, «ahí quiero cenar y sociabilizar». Fernando Furones es compositor y director de orquesta, lo hemos visto recientemente en el Teatro Real y en el Auditorio Nacional representando «100 años de cine de Moriccone»; y es compositor habitual de Fernando Colomo, con el que ha trabajado en largometrajes como «Isla Bonita» y «Antes de la Quema», entre otros proyectos.
De cuándo empezó a interesarse por la música no tiene recuerdo exacto, pero sí sabe que la lleva en las entrañas y que los sábados se despertaba con la música clásica sonando en casa. Sus abuelos eran músicos, su bisabuela compositora y su familia lo fue introduciendo en este mundo. Estudió composición de bandas sonoras en Boston y posteriormente en Berklee, Valencia; pero la dirección de orquesta llegó más tarde, concretamente en el terreno de juego: «Se me ocurrió fundar una orquesta para probar, fui buscando y preguntando a personas que conocía e improvisé. Preparamos una orquesta en un concierto benéfico y experimenté lo que era antes de acabar los estudios». El resultado superó todas sus expectativas, «cuando empiezas a dirigir es como una droga, ya no puedes parar».
Pero ¿qué hay detrás de un director de orquesta? En su caso, toca el piano, la guitarra y tiene nociones de otros instrumentos; «lo que tienes que saber no es tanto tocarlos sino cómo funcionan y cómo comunicarte con ellos, aunque si se puede tocarlos todos, mejor». El verdadero instrumento para un director no es otro que la orquesta y la responsabilidad de que esta brille. Furones escucha de todo, le encanta el jazz, la música clásica, el funk o la más comercial actual. «Me gusta estar muy conectado con la realidad» y sí, afirma que él y, en general, un director de orquesta, puede escuchar reggaeton. «Teniendo su lugar, la música es música. Y si es capaz de emocionarte, da igual la complejidad». Desde su experiencia, también destaca la importancia del contexto, sobre todo para estilos más complejos como la ópera.
2017 fue su primer concierto en el Teatro Real, junto a la orquesta de la Fundación Excelentia, con sede en Madrid. La sorpresa no fue menor, pues mezclaron obras clásicas con otras novedades como Harry Potter o Star Wars; o Superman con Beethoven, todo un reto, pero que funcionó. «Excelentia es de las mejores orquestas de España e interpreta diversos estilos, desde el clásico hasta el moderno. Actualmente están con Réquiem de Mozart».
Actuar en el Teatro Real y conseguir estar presente, con todo lo que implica, supone «una gran responsabilidad a la vez que una gratitud tremenda», señala. Su trabajo lo define como «el deber de crear una unidad, no solo musicalmente sino también emocionalmente. Es el deber de gestionar el cansancio y las energías». Fernando Furones confiesa «vivir en un caos maravilloso». Dice estar encantado de tener tanto trabajo, «es una suerte». Y para ello es fundamental vivir el presente, «si te paras a pensar lo que tienes dentro de dos semanas, te mueres de estrés, nervios y preocupaciones. Yo al final digo que hoy estoy aquí, y es lo único que tengo». En su caso, cuando tiene solo un concierto en un mes es cuando se pone realmente nervioso, y ríe porque «es la suma de actividades y la necesidad de rendir al máximo todos los días lo que me relaja». Está acostumbrado a escuchar entre 50 y 90 instrumentos por sesión, y en ocasiones se suma un coro. «Los fallos más típicos son los tiempos, de ahí la importancia del estar presente no solo a nivel físico».
La gestualidad, la presencia y la actitud son requisitos fundamentales que intervienen en su trabajo: «Inevitablemente, la cara con la que vaya afectará muchísimo al resultado de la obra». Sin límite horario, de su jornada también forman parte las prácticas frente al espejo acompañado del metrónomo y las partituras. «Los músicos trabajamos hasta durmiendo, tengo una amiga violinista que mueve los dedos de la mano mientras duerme».
Desde su experiencia en otros países, Fernando Furones considera que «en Madrid contamos con una oferta cultural puntera en Europa». Además del cine o el teatro, la capital tiene un amplio abanico de conciertos gracias a la Orquesta Nacional de España, la Orquesta Sinfónica de Madrid, el Auditorio o el propio Teatro Real. «Oferta cultural hay, lo que hace falta es contagiar al público de esta ilusión y alegría por venir. Pese a que algunos digan que es un arte elitista, no lo es. Hay conciertos de todos los precios».
El poder de la música
Si bien el público tiende a emocionarse con las obras del cine por el recuerdo que retrotraen, Furones se puede emocionar fácilmente en cualquier ensayo de forma espontánea, sonando en una misma dirección: «Más que una obra son momentos en los que todos estamos en éxtasis».
Y en aras de seguir sorprendiendo, el próximo 11 de noviembre en el Teatro Calderón tendrá lugar el primer concierto de DJ Symphonic. «Es el fruto del trabajo de dos amigos, único en España y que nos motiva enormemente», ha trasladado el compositor.
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