Una garnacha de hondura

Llegan los fríos y apetecen tintos de mucha corpulencia y resistencia a las estaciones. Y aparecen en el horizonte la zona de vinos de la zona la comunidad aragonesa que ya ha ido creando saga y que Jorge Ordóñez, ese ideólogo impenitente del vino español en el extranjero, ha decidido arraigarla.

Una garnacha como pasaporte. Un viñedo con una vejez bastante para su expresividad.

Luego la fruta negra, la crianza de mucho intensidad y la memoria que se deja remansar.

Beber este vino es dejarse llevar por esa zona interior de Aragón, con un clima agudamente continental y con no mucha altitud, donde suelen sobresalir las notas de la mineralidad del terruño y de la concentración. La del pensamiento que ya no sabe qué concluir en estos momentos, salvo abrazarse a un ejemplar reflexivo.

Escasa producción, tinto que a veces se rebrinca cuando no se da el tiempo suficiente, y por lo común volumen y complicidad para chimeneas o gastronómicos momentos.

Alto Moncayo es uno de los vinos que tejen lo mejor del vino aragonés y sin frenos. Para guardar.

Bodega: Alto Moncayo

Vino: Alto Moncayo 2019.

D.O.: Campo de Borja.

Precio: 36 euros.

www.bodegasaltomoncayo.com