Cargando...

Opinión

Koldo, en el jardín del bien y del mal

En el fondo, refleja a esta España política hecha de servidores públicos desnortados

El exasesor del exministro José Luis Ábalos, Koldo García, a su salida de la Audiencia NacEl exasesor del exministro José Luis Ábalos, Koldo García, de camino a los juzgados Ricardo Rubio Europa Press

Asoman por ahí imágenes de un Koldo inédito, de un Koldo labrador y agrícola; un Koldo jardinero, como horticultor; un Koldo campesino, manual, desinfectador de verduras, amigo de sulfatos atómicos, plaguicidas y herbicidas. Tenemos así a un Koldo en su particular Edén del bien y del mal, que ha pasado del color del dinero a la hojarasca verde del brócoli; de recibir lechugas (los supuestos sobres empapados de pasta) a cultivar escarolas y abonarlas con minerales, vitaminas, cosas, lo que sea, porque lo urbano nos ha incivilizado, sobre todo en lo campestre, y uno ya no tiene ni idea de plantas, flores y abetos.

Nos viene encima así, entre frutas y frutales, este fantasmón, con currículum de portero de discoteca, en busca de alguna redención primigenia de la tierra, aunque en realidad el acto le deja más adán que en realidad Adán, porque luego nos enteremos por el vitral de la tele que pasaba las últimas nocturnidades de la tarde consolándose las soledades eternas de la carne, solicitando por eso del WhatsApp desnudos en ropa interior. Eso, dice, avienta, airea o injuria, a saber, una mujer en una de estas innumerables comisiones de nuestra actualidad y que agita la colmena de lo político, porque este país, que iba fardando por el mundo de democracia prestigiosa, joven y casi oxfordiana, ha quedado en una nación de comisiones y comisionistas.

Koldo se revela en este vídeo como imaginero de frutas, cultivador de verduras, inventor de romanticismos florales, diseñador de kiwis y otras semillas de la pasión. Lo que resulta de esto es un menda enlagunado en una personalidad bifurcada, con el espíritu escindido hecho de dicotomías, que se maneja con acierto en lo turbio que tiene el compadreo y el amiguismo, toda esa movida envuelta de corruptelas, y después se desata con una estampa rebajada de hombre corriente, de fulano de modestas vanidades y humildades hortofrutícolas, que reserva lo mejor de su bonhomía para la mandarina y la papaya. Ábalos, tronco, con toda la peña preparada y jóvenes en paro, ¿tuviste que señalar a este mengano de asesor o de lo que fuera? ¿De verdad? ¿No había más gente? El prenda, Koldo, en el fondo refleja a esta España política hecha de servidores públicos desnortados, que acuden al colega de turno, al tío ese que conocen y ascienden a dedazo, a unos zutanos que no son más que tipos de abasto, de relumbrón barrial y que vienen para vivir a costa de la política, pero no para hacer política.