
Entrevista
Maison Mesa: «Que prefieran venir a nuestra nueva tienda a que se lo enviemos, me emociona»
El diseñador madrileño nos recibe en su primera boutique donde aúna moda, diseño y arte. Nace con el objetivo de acercar su universo a los ciudadanos

Podría decirse que Maison Mesa está viviendo uno de sus mejores momentos. Y no es para menos. Si hace sólo un par de meses el diseñador atendía a este periódico días antes de su gran desfile en El Retiro dentro del marco de Madrid es Moda, ahora nos recibe en su primera boutique. Siete años después de dar el salto en solitario después de dos décadas en el mundo de la moda amparado bajo el paraguas de reconocidos nombres de la industria, ha hecho otro de sus sueños realidad. Un espacio que aúna moda, diseño y arte y donde se podrán adquirir, sin necesidad de cita previa, todas las piezas de las colecciones comerciales y complementos del diseñador madrileño. Una idea que llevaba rondando en su cabeza prácticamente desde sus inicios y que ha cobrado sentido ahora. «Esta idea ha estado presente casi desde que empezó con la casa. Siempre he querido retrotraerme a mis orígenes al taller que vi en mi casa con mi bisabuela, mi abuela y mi madre como modistas», pero como el «culo inquieto» que se define que es, «empecé a hacer muchas otras cosas como joyas, zapatos o bolsos y tener todo esto en un taller no tenía mucho sentido, porque para hacerte un vestido pides cita pero para comprarte un bolso no hace falta».
Este sentimiento y un local perfecto en la calle que le ha visto desarrollarse personal y profesionalmente, fueron la respuesta. En el número 37 de la Calle de la Reina, a un paso de la Gran Vía, podemos encontrar este universo que no ha perdido la esencia y función de taller pero que ha querido llevar un paso más allá. «Teníamos claro que no queríamos que fuese una tienda al uso, algo más especial y en la que pasasen cosas», explica. Un nuevo concepto «show-sewing» en el que todo aquel que se acerque a visitarla podrá ver en vivo y en directo a Mesa y su equipo trabajando en un mismo espacio donde se atenderá, como siempre, a sus clientas que buscan su costura a medida. Sin duda, una puesta en valor de los procesos, los productos, la tradición y la artesanía que siempre han caracterizado los valores de la marca. «A mí me da tranquilidad, felicidad y confianza ir a un restaurante y ver la calidad de los productos y cómo preparan lo que me voy a comer. Esto es lo mismo, mis clientas van a poder ver cómo se confecciona lo que ven colgado delante de ellas. Creo que estas cosas son las que marcan la diferencia y lo que merece la pena».

Sin duda, el claro ejemplo de que lo comercial y lo artesanal pueden convivir. Nos confiesa que la acogida no ha podido ir mejor, especialmente para sus clientas habituales, que antes no podían ver otros productos ni tenerlos delante para tocarlos: «Lo han agradecido, ahora me llaman para reservar lo que ven en la web y recogerlo aquí, no quieren que se lo enviemos. Es algo que me emociona». Además, ya tiene en mente todas las posibilidades que les va a dar el espacio tan amplio de patronaje donde quieren celebrar desde exposiciones, presentaciones de libros o catas de vinos.
La magia de la costura
Sin embargo, no pierde el foco de sus orígenes y en el que la costura siempre ha sido la respuesta. «Primero porque te permite hacer los desfiles sin pensar en una gran producción, comercial, vender...era la única opción de liberarme de esa presión y porque necesitaba contar otras cosas y que trabajando para otros no podía», y añade, «y lo más maravilloso, que te permite atender las necesidades de las personas. Atender a mucha gente está bien pero nunca le podrás dar esa atención personalizada que yo he mamado en casa». Lo que más recuerda de entonces y quizás lo que le despertó el gusanillo para dedicarse a esto fue el clima de confianza e intimidad que se creaba en aquella casa de Canalejas. «Recuerdo cómo hablaban con ella y cómo sin pretenderlo acababan contándole cosas que igual no lo habían hecho con otras personas. Con la ropa hay muchas intimidades que quedan descubiertas, de tu propio cuerpo y complejos que confiesas, te abres para contar las razones... en definitiva, hacer ropa para personas».

Algo que parece haberse olvidado en los últimos años. Pero desde sus inicios, Mesa siempre ha sido una «rara avis» dentro de la industria. Aún se percibe en él la ilusión de aquel primer desfile en solitario en la antigua Fábrica Real de Cera y que supuso una auténtica declaración de intenciones para el diseñador. Tres pasarelas paralelas con modelos de tallas, etnias y orientación sexual diversa, lucieron las exclusivas propuestas de Mesa, en salas contiguas con diferentes «actings». Después vinieron escenarios como el Palacio Real, La Plaza Mayor o Colón. A la pregunta de si le queda algún desfile por hacer, lo tiene claro: «mi desfile soñado es el que me pueda permitir siempre».
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