Gastronomía
La Tomatería Palaciega: un termómetro del buen tiempo
Su historia tiene su origen en plena pandemia, cuando Mariano Vargas quiso perfeccionar el gazpacho y el salmorejo
En el Salón Gourmets que hoy finaliza, una sorpresa gracias al tomate. Sí señores, la temporada del buen gazpacho ha comenzado. Se despiden los guisos pesados, las sopas humeantes y los platos de cuchara que nos han acompañado durante la época del frio. Arranca el buen tiempo y con el vienen las grandes preguntas ¿playa o montaña? ¿tinto de verano o una cerveza? ¿terracita o fresquito? Pero hay algo en la que todos estamos de acuerdo, cuando el sol aprieta: un buen gazpacho frio que es igual a un aire acondicionado en el estómago. Remedio ancestral en Andalucía para combatir el calorazo.
El gazpacho no es una sopa fría, es una poción mágica, un salvavidas gastronómico. Un buen vaso fresquito no solo te refresca, sino que te recuerda que el verano tiene sus grandes encantos, y esto sin duda es uno de ellos. Si hablamos de gazpacho de verdad, sin atajos, sin trucos sin duda alguna tenemos que hablar de La Tomatería Palaciega. En esta casa se embotellan el verdadero sabor del verano, la tradición de las abuelas, la frescura de la huerta andaluza y el sabor de siempre con la comodidad del Siglo XXI, de la tienda a la nevera.
La historia de esta casa tiene su origen en plena pandemia. Y también en una localidad sevillana célebre por sus tomates como es Los Palacios. Como ya sabemos todos, el mundo tiene un antes y un después de ese momento. Cuando el mundo estaba en «pausa» y la mayoría se especializaba en pan o bizcochos desde casa, Mariano Vargas y su equipo decidieron perfeccionar algo todavía más especial: el gazpacho y el salmorejo… bendita sea la idea. Empezaron probando recetas compartiendo con amigos y familiares hasta dar en el clavo, «la fórmula mágica perfecta». Aunque parezca fácil, no lo es. Hay que acertar el punto exacto de cada uno de sus ingredientes como el vinagre, aceite o el ajo, saber elegir el tomate perfecto y encontrar una opción artesanal lista para crear ese oro líquido rojo.
¿Pero por qué es tan especial el gazpacho? Todos sabemos que el tomate tiene mucho valor nutricional, contiene alta cantidad de vitamina C, que ayuda al sistema inmunológico y es excelente fuente de antioxidantes, que también tiene propiedades anticancerígenas y antiinflamatoria. Su consumo habitual ayuda a reducir el colesterol y mejora la circulación, vamos, que todas son ventajas. En La Tomatería Palaciega entra en juego el protagonista principal: su tomate, «bombones coloraos». Cultivados en Los Palacios y Villafranca, a unos 30 kilómetros de Sevilla, su apodo deja bastante claro que no hablamos de simples hortalizas, sino de la joya de huerta. Tomates verdaderamente gourmets de sabor intenso y su toque dulce equilibrado, son el alma del gazpacho de esta casa.
Una de las claves del éxito de La Tomatería Palaciega es su proceso de elaboración. Nada de pasteurización, cero conservantes artificiales y cero colorantes. Sus ingredientes son íntegramente frescos, naturales y de alta calidad tratados con mucho mimo como si acabara de salir de la cocina de esa abuela andaluza que tanto gusta.
La gama de productos es pequeña pero contundente: gazpacho tradicional: receta clásica que se compone de tomate, pimiento, pepino, ajo, vinagre, sal y AOVE. Gazpacho de tomates verdes; una versión diferente, más fresca y toque sutil ácido. El salmorejo tradicional, cremoso, denso, con sabor de antaño. Y la versión sin gluten, para los celiacos o simplemente los que prefieran sin pan, pero no renuncian a este placer de la naturaleza. Todos ellos totalmente naturales.
Más allá de ser un icono de la gastronomía andaluza, el gazpacho es un chute de salud en cada sorbo. Vamos, que si no existiera, habría que inventarlo, pero por suerte no hace falta. La Tomatería Palaciega nos facilita la vida y nos lo da hecho. Así que ya sabemos: un verano sin gazpacho es como una feria sin farolillos. Ahora toca abrir una botella, disfrutar y refrescarse, que nos queda mucho verano. Con un gazpacho Palaciega, el verano es mucho más llevadero.