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Tecnología

Vigilados desde el cielo: la función de los drones

Madrid apuesta por los drones para anticipar colapsos, incendios o inundaciones. Un plan para integrarlos en la gestión urbana

Dron con tecnología de fibra óptica. AP

Hasta hace no mucho, la imagen de un dron sobrevolando una ciudad era sinónimo de tecnología futurista. Hoy, sin embargo, en Madrid ya forman parte del paisaje urbano y los drones se han consolidado como una herramienta clave en la gestión municipal, desde la seguridad ciudadana hasta la respuesta ante catástrofes naturales.

La Policía Municipal de Madrid, a través de la Sección de Apoyo Aéreo, una unidad especializada que lidera la integración de los drones en las operaciones diarias de vigilancia, emergencias, control de tráfico y prevención de riesgos, ha apostado por ellos. «El dron ya no es una novedad, es un recurso operativo más. Su valor está en que proporciona información confiable, en tiempo real, que permite a los responsables de los dispositivos tomar decisiones más rápidas y eficaces», afirma Miguel Ángel Herranz Martínez, subinspector de Policía Municipal y responsable de esta sección estratégica.

La principal aportación de los drones en materia de seguridad ciudadana es precisamente su capacidad preventiva. «Durante la campaña de Navidad, las calles del centro de Madrid se colapsan con facilidad. Con los drones podemos visualizar en tiempo real si una vía está a punto de saturarse y regular el acceso antes de que se genere una incidencia. De esta forma evitamos que una situación de riesgo derive en un peligro real para los ciudadanos». Este tipo de intervención es cada vez más habitual en grandes concentraciones, manifestaciones o festivales. Los drones permiten una visión completa de los movimientos de masas, puntos de fricción y redirigir flujos de personas. «Los utilizamos en fiestas como San Isidro o el Orgullo, pero también en acontecimientos deportivos y conciertos multitudinarios. Desde el aire podemos ver lo que no se ve desde tierra».

Pero más allá de lo preventivo, también son útiles durante y después de un suceso. En la explosión que tuvo lugar en la calle Ayala, por ejemplo, los drones ofrecieron una primera evaluación de daños desde el aire antes de que los equipos pudieran acceder a la zona afectada. «Nos permiten trabajar con mayor seguridad para los agentes y con más datos para los mandos operativos», recalca.

Uno de los usos más valiosos de los drones es en situaciones de emergencia. Gracias a cámaras térmicas, pueden detectar puntos de calor invisibles al ojo humano. En un incendio, esto puede ser vital. «Con la imagen térmica podemos localizar no solo el foco principal del fuego, sino prever si en edificaciones anejas la temperatura está subiendo hasta niveles peligrosos», explica el subinspector. «Esa información permite tomar decisiones clave con rapidez: a qué inmueble priorizar, dónde cortar el paso, o qué zonas evacuar antes de que ocurra lo peor».

Y lo mismo ocurre con los accidentes de tráfico. En estos escenarios, los drones ofrecen una doble funcionalidad: por un lado, permiten evaluar el estado de las vías y redistribuir el tráfico para evitar embotellamientos mayores; por otro, se emplean en la reconstrucción del siniestro, generando ortofotografías de alta precisión. «Con estas imágenes generamos documentos técnicos que se incorporan a los atestados de la Comisaría Judicial de Tráfico. Aportan un valor pericial que antes requería más tiempo y medios sobre el terreno».

Tecnología al servicio del dato

Los drones utilizados por la Policía Municipal están equipados con algunas de las tecnologías más avanzadas del mercado: cámaras térmicas de alta resolución, sistemas LIDAR (capaces de generar modelos 3D del entorno), y software especializado para cálculos topográficos. «Utilizamos herramientas que nos permiten realizar planimetrías, calcular volúmenes, simular flujos... Es tecnología con aplicaciones tanto para seguridad como para gestión medioambiental o urbanística», señala Herranz. Esta integración permite a los técnicos municipales abordar también labores como inspecciones de obras o análisis estructurales sin tener que acceder físicamente al lugar.

Además, se están desarrollando proyectos de integración de drones en el concepto de Movilidad Aérea Urbana, una estrategia europea conocida como U-Space que busca regular y coordinar el tráfico de estos dispositivos en el espacio aéreo urbano. «Madrid es una ciudad pionera en este aspecto. Desde el Ayuntamiento se ha creado una Comisión de Movilidad Aérea Urbana en la que participamos activamente desde Policía Municipal, con un grupo de trabajo centrado en la seguridad», subraya Herranz.

En episodios recientes de lluvias intensas e inundaciones. Durante la última crecida del río Manzanares, se desplegaron varios equipos en puntos clave: la presa de Mingorrubio, el puente de San Fernando y el puente de los Franceses. «Desde la presa controlábamos el aumento del caudal en la zona de El Pardo; en San Fernando, las crecidas cercanas a la M-30; y desde el puente de los Franceses, las primeras zonas urbanas donde el desbordamiento podía ser más crítico». En paralelo, los drones sirvieron para identificar asentamientos en zonas de difícil acceso y transmitir mensajes de aviso directamente a la población que se encontraba cerca de las riberas. «La inmediatez es clave en estos casos. Sin el dron, habría sido mucho más lento y arriesgado», insiste.

También han sido útiles fuera de la ciudad. En la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana en 2023, los equipos madrileños colaboraron con la UME en la localidad de Paiporta. «Nos pidieron realizar planimetrías del terreno para organizar de forma más eficiente el despliegue de medios».

La utilización de drones en ciudad no está exenta de restricciones. La normativa aeronáutica es clara y limita las zonas de vuelo, especialmente en entornos urbanos, cerca de aeropuertos o en espacios concurridos. «Cumplimos estrictamente con la normativa, pero seguimos trabajando para que la legislación evolucione al ritmo de las necesidades reales», afirma Herranz.

Uno de los principales retos es integrar de forma segura y eficaz los drones dentro del sistema de movilidad urbana, junto a peatones, bicicletas, vehículos y transporte público. «Nuestro objetivo no es solo volar drones para emergencias, sino hacerlos parte del ecosistema de movilidad del futuro», afirma. En este contexto, se exploran nuevas aplicaciones: transporte de materiales médicos, supervisión de infraestructuras críticas, vigilancia medioambiental o incluso control del arbolado urbano mediante sensores especializados.