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Medio Ambiente
Solidaridad Verde
Desde los primeros días del estado de alarma decretado por el Gobierno a raíz de la crisis sanitaria, al mismo tiempo que se abría una ingente cantidad de incertidumbres y necesidades de todo tipo en la sociedad, surgían innumerables respuestas solidarias desde todos los estamentos posibles. Individuales, corporativas, colectivos sociales, empresas y, entre éstas, desde las más grandes a las más pequeñas. El sector ambiental no se ha quedado atrás y desde el ámbito verde también ha habido iniciativas para ayudar, cada cual con lo que estaba a su alcance, y sumar en el momento que más falta hacía.
En Sigaus la opción fue la donación directa de dinero para apoyar la asistencia domiciliaria a familias vulnerables, a través de un proyecto de Cáritas que da ayuda alimentaria y apoyo asistencial a los menores en las tareas escolares a través de trabajadores sociales, entre otros aspectos. La decisión de contactar con Cáritas se tomó por «el recorrido tan extenso que tiene esta organización en este trabajo social», explica el Director General de Sigaus, Eduardo de Lecea. La entidad, que gestiona en España el aceite industrial usado, ha destinado un total de 10.000 euros a Cáritas para «aportar nuestro granito de arena en esta situación. Porque, junto a la grave crisis sanitaria, vimos también la crisis social derivada de la paralización de tantos sectores económicos y que afecta más a las familias en riesgo de exclusión. Con los colegios cerrados, fuimos conscientes de que en muchos hogares las necesidades en materia de alimentación y apoyo a los menores se han intensificado».
Desde el momento en que comenzó el confinamiento, innumerables empresas y entidades cambiaron su actividad presencial en las oficinas por el teletrabajo. Los viajes de trabajo quedaron igualmente suspendidos. En Sedigas, la asociación de entidades de la industria del gas canalizado de España, hicieron repaso de cuántos traslados tenían previstos en este tiempo y su coste. Marta Margarit, secretaria general de la organización, detalla que «entre viajes MadridBarcelona, a Bruselas, a reuniones de la Unión Internacional del Gas, más los correspondientes alojamientos, etc., resultaban unos 15.000 euros, ya presupuestados. Pensamos en darle un destino acorde al momento que estamos viviendo a ese dinero con una aportación extra a Cruz Roja, con la que colaboramos habitualmente». Deseaban, además, apoyar un proyecto social relacionado con la situación y en el que «con la cantidad que aportábamos, más se pudiera solucionar». Por ello se sumaron a la iniciativa «Cruz Roja Responde» de la ONG, que atiende a personas en situación de vulnerabilidad, y cubre necesidades básicas de alimentación, higiene, productos sanitarios y pago de suministros de unas 25.000 familias.
El sector de la alimentación también se ha activado. Dos ejemplos son Irco y «Encantado de comerte». La primera, una empresa de restauración colectiva con sede central en Valencia, basa sus menús en la dieta mediterránea, elaborados con productos de temporada artesanos, de Km 0 y certificados, como el pescado con etiqueta MSC, y forma parte de la comunidad #HosteleríaPorElClima impulsada por Ecodes. Su primera acción solidaria en esta crisis, recuerda María Guillén, directora de Calidad y Medioambiente, «fue donar al Banco de Alimentos y a Cruz Roja los productos congelados y perecederos que teníamos y que caducarían en este plazo y no podríamos utilizar al cambiar las condiciones en que tendríamos que trabajar». Además, han creado un menú que llaman IRCO&Go, con el que «mantenemos el mismo criterio y garantías de comedor sostenible, calidad nutricional y de servicio, pero al que hemos reducido el precio de manera que atendemos esta necesidad social y tan solo cubrimos los gastos básicos, sin más margen de beneficio». Con esos menús dan un servicio contratado por la Consejería de Educación de la Comunidad Valenciana, «para sustituir los vales-becas comedor. Ahora, nosotros entregamos los menús, unos 2.000 diarios entre comidas y cenas, a ONGs que los distribuyen entre las familias que tienen concedidas las ayudas por parte de la consejería y algunos ayuntamientos».
Por su parte, «Encantado de comerte», es una plataforma on line, creada en 2018 en formato webapp, que reúne a bares, restaurantes y pequeño comercio de alimentación para que, al final del día, puedan vender los productos frescos que no han tenido salida en la jornada a un precio mucho menor, como forma de reducir el desperdicio alimentario. Gabriel Ramos, uno de los tres socios fundadores, utiliza la expresión «salvar lotes de comida», y explica que «íbamos a lanzar la app para móviles, justo cuando comenzó todo. Y creamos unos nuevos lotes, ‘Todos unidos’, que en este caso no son excedentes, se pueden adquirir a cualquier hora y tienen un precio, peso y composición ya cerrado: frutas y verduras variadas a 10, 15 o 20 euros cada lote. El usuario elige el establecimiento y abona el lote con la app, y solo tiene que pasar a recogerlo. Para los vendedores la ventaja es que les facilitamos las ventas, y los clientes evitan estancias y esperas prolongadas en la tienda y contacto al pagar». La diferencia con estos nuevos nuevos lotes es que, «mientras dure la situación de crisis sanitaria, y para ayudar a los vendedores, no vamos a cobrar nuestra comisión. Pensamos que podíamos ser útiles de esta manera. Está funcionando muy bien y se han sumado bastantes de los 90 comercios de la plataforma, en Zaragoza y Madrid, que donde operamos».
Un mantra repetido estas semanas ha sido el de «lávate las manos». Si ya de suyo el agua es un bien natural esencial, en un momento de crisis sanitaria también tiene un papel básico. Como empresa de gestión del ciclo integral del agua urbana tienen consideración de servicio esencial; por tanto, ha continuado trabajando con normalidad en los municipios donde tiene la concesión. El comité de contingencia, presidido por Santiago Lafuente, director de Aqualia España, creado para gestionar la situación, tomó también decisiones para realizar acciones solidarias en la situación de emergencia sanitaria. Lafuente detalla que «como concesionaria en diversas ciudades, tenemos como clientes a cuatro hoteles que han sido medicalizados, en Lleida, Ibiza, El Vendrell (Tarragona) y San Lorenzo del Escorial, (Madrid), a los que no facturaremos el consumo hasta que vuelvan a su actividad normal como establecimientos turísticos». Además, a sus clientes no domésticos con obligación de cierre, «pequeños negocios urbanos, como hostelería, gimnasios, comercios de todo tipo, peluquerías, etc. que cerraron el 15 de marzo y han estado sin actividad, les estimaremos un consumo de 0 m3 hasta que se termine el estado de alarma. Son 103.000 contratos de este tipo y suponen aproximadamente el 30% de todos nuestros clientes. En la circunstancia actual, nos parecía una forma de cooperar en esta situación, en la medida en que está a nuestro alcance al ser una concesión».
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