Superdeportivo
El aspecto le asemeja a un tiburón con cara intimidante, pero su carácter sobre el asfalto está en mejor sintonía con la casta de un toro bravo como el que le da nombre, un ejemplar del hierro del Conde de la Patilla, que en su lidia, en 1989, mató a siete caballos e hirió a varios banderilleros y empleados de la plaza.
Al final de la conducción no se llega a tan siniestro balance, pero si se acumulan las fuertes sensaciones de un rabioso ultra deportivo que resulta más fácil de conducir de lo que predice su imponente aspecto, aunque al tratarse de un tracción trasera hay que tener siempre presente esta peculiaridad y calcular los riesgos de la brutalidad de su motor V10, con una entrega de 610 caballos y un par nada despreciable de 560 Nm, capaz de llevarnos a los 325 km/h de velocidad máxima y de recorrer los cien metros desde parado en 3,3 segundos.
El Huracán, el modelo ‘baby’ de Lamborghini, está construido sobre un chasis híbrido de aluminio y fibra de carbono, sobre el que se inserta una carrocería combinada de aluminio y materiales sintéticos.
El conjunto, con una longitud de 4,52 metros, una anchura de 1,93 y una altura de 1,16 metros, arroja en la báscula 1.389 kilogramos, con una distribución de pesado del 40% en la parte delantera y el 60 restante en la trasera.
El Huracán se identifica perfectamente como un Lamborghini, aunque probablemente sea el deportivo con la estética menos estridente de la marca. La silueta es muy afilada, con un frontal con mirada de tiburón y una trasera muy aerodinámica, con un nuevo difusor y dos salidas de escape atronadoras cuando se selecciona el modo de conducción ultra deportivo de los tres posibles. El diámetro de las colas de escape deja ver claramente el color anaranjado de la línea de salida cuando al motor se le exige el funcionamiento más exigente.
A pesar de la baja altura de la carrocería, la entrada a la cabina es relativamente cómoda, que, además, nos recibe con un puesto de conducción cómodo y claramente pensado en el piloto. En el interior destaca la consola central, que aloja una pantalla táctil de 8,4 pulgadas de orientación vertical desde la que se controla casi todo.
Aún así queda algún interruptor en la zona superior para algunos ajustes como el de altura de la carrocería, que puede subirse hasta 4 centímetros para evitar roces en pendientes pronunciadas o en incómodos ‘guardias tumbados’ que tanto han proliferado para reducir la velocidad, algunos de ellos auténticos destroza bajos.
El cuadro de instrumentos es en general pequeño, pero dotado de una generosa pantalla configurables, que cambia la presentación de la información para el conductor en función de modo de conducción seleccionado.
El acabado del interior muestra el tono deportivo del Huracán, con algunos detalles originales, como la terminación Carbon Skin en algunos materiales, que es un nuevo y original utilización del carbono
Sólo queda arrancar el V10 con el botón ubicado en el centro de la consola central y brota un ronroneo que gusta a todo el que lo escucha. El sonido cambia con los tres modos de conducción, siendo más rugiente las selecciones Sport y Corsa.
De este Huracán de tracción trasera hace una perfecta definición del que fuera presidente y director ejecutivo de la marca, Stefano Domenicali y actual CEO de la Fórmula 1: “este automóvil le recuerda al conductor los orígenes de pura ingeniería de Lamborghini…, con una experiencia de conducción más emotiva y atractiva controlada por el piloto...”
En este EVO e tracción trasera la conducción es más pura, en la que hay que hacer uso de habilidades de pilotaje, aunque se dispone de la ayuda del Performance Traction Control System (P-TCS), un dispositivo específicamente ajustado a la tracción trasera, de modo que el conductor puede controlar el coche en esos momentos en los que la entrega de par es más delicada.
Mientras que un sistema de control de tracción al uso ofrece un desacoplamiento brusco, esperando que el coche entre en fase de estabilidad ante de una nueva entrega de par, el automóvil P-TCS entrega el par evitando un fuerte corte para asegurar una mejor tracción al salir de un viraje.
Este comportamiento del sistema es lo que hace que este tracción trasera sea más dulce de pilotaje que otro ultra deportivo de su estilo, convirtiendo el momento crítico de estos coches, la curva, en algo más digerible y menores riesgos para el piloto, lo que hace también que la velocidad de paso por curva sea escalofriante, pero con un alto grado de seguridad, con fases de frenadas muy potentes.
La conducción del Huracán puede ser totalmente automática o manual, a través de dos grandes paletas ubicadas tras el volante. En los pasajes más deportivos de la conducción, sin duda la manual es la que nos permitirá un mejor control de lo que sucede o, al menos, en apariencia.
A bordo se siente con claridad una amplia variedad de registros acústicos, desde los más graves y roncos a bajo régimen a los agudos, muy parecidos a los que nos brindaban los Fórmula 1 de era de los V10, al última antes de la aparición de los trenes de potencia híbridos a partir de los térmicos V6. El Huracán es todo un concierto.