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Este verano, el mejor momento para comprar un coche nuevo
La nueva reglamentación de emisiones obligará a las marcas a automatricular miles de turismos como «kilómetro 0» antes de septiembre y a aplicar fuertes descuentos para dar salida al excedente
La nueva reglamentación de emisiones obligará a las marcas a automatricular miles de turismos como «kilómetro 0» antes de septiembre y a aplicar fuertes descuentos para dar salida al excedente.
La entrada en vigor de la normativa de homologación denominada WLTP a partir del próximo primero de septiembre que afecta tanto a los turismos y todoterrenos con capacidad de hasta ocho personas y a los vehículos comerciales de hasta 1.300 kilos, va a provocar que muchas marcas vayan a tener que matricular automóviles de su almacén antes de esa fecha. La normativa establece una excepción: un 10% de la cantidad de coches vendida por la marca durante el pasado año 2017 podrán matricularse entre el período de septiembre a enero de este año. Pero el excedente de este cupo del 10% deberá estar matriculado antes de que comience septiembre, es decir, en apenas unas semanas.
Esta situación provocará que varios miles de automóviles vayan a ser ofrecidos a la red de concesionarios de varias marcas para que realicen fuertes automatriculaciones durante agosto. Estos vehículos, ya legalizados y con todas las autorizaciones para circular sin problemas, deberán ser vendidos en las siguientes semanas por las redes comerciales de las marcas afectadas a precios que, se supone, serán muy ventajosos para el comprador. Ninguna marca en concreto ha reconocido tener que efectuar estas automatriculaciones para regular sus stocks, pero ya se sabe en el sector que algunas generalistas tienen en sus almacenes más modelos de los deseados y que tendrán que darles salida, de una forma u otra.
Ejecutivos del sector analizan en estos días con sus redes de concesionarios la manera de colocar las unidades sobrantes a través de las redes comerciales y, lo que es más importante, las condiciones económicas de las operaciones. Mientras el director general de Seat, Mikel Palomera, estima que los coches que deberán ser automatriculados no serán excesivos y que la mayoría de las marcas tiene resuelto el tema, otras fuentes apuntan que la salida al mercado de estos vehículos de fin de serie puede ser masiva. En general, cuanto más grande es el volumen de ventas de una marca, mayor puede ser el problema si no se ha sabido prever con meses de antelación y no se ha ido reduciendo el stock paulatinamente.
Buena oportunidad
Estos vehículos que se repartan entre las redes comerciales pueden ser una buena oportunidad para el comprador. Primero, porque el concesionario habrá negociado un precio favorable con la marca a cambio de hacerse cargo de una parte del almacén sobrante. Y también, porque desde el día de la matriculación, el concesionario estará deseando venderlo para evitar costes financieros y de mantenimiento, además de evitar la depreciación por antigüedad. En este sentido, se estima que muchas ventas se harán por debajo del precio de coste para quitarse el problema de encima.
Con el cambio del sistema de medición de los niveles de contaminación, todos los fabricantes están de acuerdo en que será más difícil alcanzar un nivel de emisiones por debajo de los 120 gramos por kilómetro. Ello implicará, posiblemente, un tratamiento fiscal más duro para los vehículos que se pasen de este límite, lo que significará un incremento de precios de estos vehículos del orden del 5% a partir de enero.
Guerra al diésel
Esta situación de dificultades de ventas en el sector se ha visto agravada por las polémicas declaraciones que hace un par de semanas realizó la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que perjudicaron seriamente a la totalidad del sector del motor. Una industria nada despreciable, ya que genera más del 10% del PIB y ofrece 543.500 puestos de trabajo directos, de los cuales 336.300 están en la distribución y reparación, 120.000 en la fabricación de componentes y 97.200 en la fabricación y montaje de vehículos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Por no hablar de los puestos de trabajo de servicios y lo que significa para la economía nacional la aportación de impuestos directos e indirectos que genera el automóvil.
Cuando Ribera dijo textualmente que «los días de los diésel están contados» debía desconocer que en nuestro país se fabrican cada año 1,2 millones de vehículos con esta motorización y que este combustible es imprescindible en algunos sectores vitales para nuestra economía, como por ejemplo el transporte y el reparto de mercancías, inviables con motores de gasolina. De hecho, las consecuencias de las palabras de la ministra no se han hecho esperar, y si las ventas de motores de gasóleo ya iban descendiendo en los últimos meses, la caída de la demanda desde hace dos semanas ha sido dramática en todas las marcas.
Todo ello, a pesar de que no hay una base científica para explicar este desplome con la justificación de la contaminación. Según los expertos, los motores modernos de diésel, los que respeten las normas de contaminación Euro6, tienen un nivel de emisiones de CO2 similares a los motores de gasolina de la misma reglamentación y prácticamente las mismas emisiones de NOx. Directivos de las empresas del motor como Polo Satrústegui, director general de Hyundai, han solicitado que no se discrimine a los motores por su tecnología, sino analizando su nivel de emisiones, independientemente del combustible que empleen.
De la misma opinión es el presidente de Renault y de la patronal de los fabricantes e importadores Anfac, José Vicente de los Mozos, uno de las personas más influyentes en el sector del motor a nivel mundial. De los Mozos lamenta el incremento fiscal que va a sufrir el gasóleo y pide que todas las modificaciones que se lleven a cabo se realicen de una forma ordenada, de manera que se causen los mínimos perjuicios tanto a los compradores como a la industria.
Renovar el parque móvil
En esta línea, se insiste en la necesidad de cambiar el sentido de los impuestos que recaen en el automóvil y se pide terminar con el añejo impuesto de matriculación y sustituirlo por un impuesto al uso que favorezca a los automóviles menos contaminantes. Y dado que los mayores índices de contaminación los producen los vehículos más antiguos, sería urgente volver a establecer un programa de ayudas para la renovación del parque automovilístico nacional, cuya antigüedad media supera ya los doce años.
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