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Isetta, el mini coche que burló el Muro de Berlín

Sus pequeñas dimensiones y ciertas modificaciones en el motor para esconder a personas no levantaron las sospechas de los soldados que hacían los controles

Isetta, el mini coche que burló el Muro de Berlín
Isetta, el mini coche que burló el Muro de Berlínlarazon

El muro de Berlín representa una etapa oscura en la historia de Europa. La Guerra Fría provocó que una ciudad como la alemana quedara divida y con eso muchas familiar y muchos amigos debieron separarse. A un lado la libertad. En el otro, la falta de derechos a casi todo. Salir de la Alemania del este era el objetivo de muchos, pero un muro infranqueable lo impedía. Muchos murieron en el intento y otros, sin embargo, lo consiguieron.

Esta es la historia de Klaus-Günter Jacobi, un mecánico y profesor de autoescuela que, afortunadamente, pudo abandonar el este antes de que levantaran el muro. Pero allí dejó recuerdos, raíces y sobre todo, a su mejor amigo. Desde entonces no paró de darle vueltas a la cabeza para idear un buen plan para sacar a su amigo desde la infancia de la RDA y traerle a la Europa libre. Los controles, los “check-point” eran férreos y se trataba de no llamar la atención. Muchos alemanes gozaban de permisos eventuales para visitar a sus familias, atrapadas en el este, y luego regresar sin ellos. Y aprovechando uno de estos “permisos” a Jacobi se le ocurrió la idea de cruzar al otro lado a los mandos de un Isetta. Se trataba de un mini coche en el que apenas cabían dos personas y cuya licencia de fabricación adquirió BMW. La propia marca insistía en que sólo tenía capacidad para dos personas y una sola puerta de acceso que estaba delante. Es decir, el frontal se abría y con esa maniobra también se desplazaba el volante. Tenía una longitud de 2,3 metros, una anchura de 1,4 y alcanzaba los 80 km/h. No había sitio para más.

Jacobi comprobó que haciendo unas modificaciones en el motor quedaría un hueco más o menos libre para una persona y así poder pasarla a la Alemania del oeste. Pero si el ejército se daba cuenta...Eran otros tiempos.

Jacobi modificó el filtro del aire, eliminó la rueda de repuesto, prescindió del sistema de calefacción y redujo el tanque de combustible de trece a dos litros. Una noche de mayo de 1964 unos estudiantes que se ofrecieron voluntarios cruzaron la frontera a los mandos del Isetta. Quedaron con Manfred Koster, amigo de Jacobi, cerca de uno de los puntos que cruzaban el muro. Lo introdujeron en el vano motor del Isetta, sustituyeron el depósito por el más pequeño y lograron burlar al ejército.

La técnica del Isetta se popularizó y otras ocho personas lograron acceder a la RFA durante dos años. Finalmente, en uno de los intentos fueron descubiertos. Hoy, uno de estos Isetta está expuesto en el Museo del Muro de Berlín. Nunca antes, un coche tan pequeño había ofrecido la verdadera libertad.