Ni humor ni nada

Por desgracia, la sombra de «Intocable» es alargada. El aristócrata parapléjico es ahora un policía burócrata y el viva la virgen de las «banlieus» es el policía de las «banlieues». El orden de los factores no altera el producto, porque se trata de confrontar el escaso contacto con la realidad de las clases acomodadas con la naturalidad, la espontaneidad callejera y la nobleza de las clases trabajadoras. Los que creen «saber estar», los que acatan las normas para acceder al poder aprenden a saltárselas para desarticular la corrupción de las altas esferas.

Así las cosas, «Incompatibles» pretende evocar los clásicos de los ochenta de las «buddy movies» –con alusiones a «Huida a medianoche» y «Superdetective en Hollywood», protagonizada por un Eddie Murphy que parece erigirse en modelo para Omar Sy– insistiendo en un mensaje populista, escrito con la malvada astucia de unos especialistas en marketing que saben encontrar los puntos débiles del público de multisalas, llámese mala conciencia o anhelo de justicia poética. Si buscan personajes, no existen; si buscan secuencias de acción a la altura de un polar del siglo XXI, miren a otro lado; si buscan sentido del humor, barrerán para casa una montaña de chistes malos y groseros.