Opinión
Penitencia
Dolor, frustración y rabia. De los terroristas islámicos del 11-M, que asesinaron a 194 inocentes e hirieron o mutilaron a otros 1.858, sólo quedan ocho en prisión.
Y de esos ocho facinerosos, dentro de poco seguirán entre rejas tres, los que fueron condenados a 40.000 años de cárcel y que, como muy tarde, saldrán en 2.044, porque el máximo que prevé la Ley son 40 años. Les va a salir cada muerte por la módica suma de 75 días de calabozo.
Como me pasa con los matarifes de ETA, me importa un comino que los carniceros de Alá no sientan dolor de los pecados o propósito de enmienda. Lo que, como ser humano, ciudadano y español me importa, es que cumplan la penitencia y en nuestro país no lo hacen.
Habrá algún majadero que salte diciendo que 40 años encerrado es más que suficiente y que los yihadistas liberados eran personajes «menores». No es verdad. Ni lo uno ni lo otro.
El año pasado, por estas fechas, fue puesto en libertad el marroquí Youssef Belhajd, el «cerebro» de la masacre que puso voz al vídeo que dejaron en una papelera de la mezquita de la M-30 reivindicando su fechoría y había alquilado el piso de Leganés donde murió el GEO Torronteras y se inmolaron 7 fanáticos.
No veo apenas televisión, desde que el eterno Sánchez Dragó me confesó que era uno de sus trucos para ser tan productivo y se impuso en mi casa la tesis de que no se sintonizan cadenas en las que haya sido vetado el cabeza de familia. Estoy afortunadamente circunscrito a las series, el deporte y, ocasionalmente, la meteorología, pero me dio la impresión este fin de semana de que todo eran cantos a la unidad. En esa lengua de madera que usan los políticos, aprovecharon el XIV aniversario para subrayar que frente al terrorismo tenemos que estar unidos, lo que no suena mal teniendo en cuenta que en 2004 dimos al mundo la más penosa imagen de desunión que puede imaginarse, rematada por aquella cobarde retirada de tropas que nos hizo pasar una vergüenza humillante a los periodistas españoles destacados en Irak.
Puede que algo se me escape pero no escuché a un solo dirigente político decir nada contra los asesinos o sus penas. Debe ser que no da votos.
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