Opinión

CR7, Don Pedro y Felipe VI

El invicto Lopetegui nos tiene acostumbrados a ganar o empatar.

–¿Qué es la derrota, Julen?

–¿La derrota? Esa asignatura no la he estudiado todavía.

Opino como él cuando opina:

–Contra Suiza, el equipo ha hecho muchas cosas bien. Hay que quedarse con lo positivo.

Las favoritas, en los amistosos, tampoco han ilusionado y es que no es igual el voltaje de un amistoso que el de un Mundial.

–En el Mundial se juega con los cinco sentidos del cuerpo y el hervor del cerebro.

Esta frase no es mía. La he oído y la he archivado en la carpeta de una de mis neuronas. De todos modos, Iniesta y Silva, neuronalmente, siguen siendo imprescindibles.

Si el hombre es la medida de todas las cosas, la medida del valor (talento, imaginación, capacidad goleadora...) del futbolista la fija la ley de la oferta y la demanda.

–Warhol decía que él era un artista comercial y que el artista hace negocio y que el negocio es arte– me recuerda Hernán San Pedro.

Aplicable al fútbol. El fútbol es también comercio, negocio y arte. CR7 sigue enfurruñado con FP. A CR7 le hace feliz deslumbrar por sus goles y honores. Hace casi un siglo hubo un torero, Luis Miguel Dominguín, que proclamaba sin pudor que el número uno era él, no Manolete. No sé si CR7 es el número uno, lo que sí sabemos todos es que es un numero uno. Y como un número uno que es quiere cobrar lo que Messi y Neymar, sus «pesadillas». Florentino Pérez, que, al parecer, no se ha repuesto de la inopinada dimisión de ZZ, tiene ahora dos quebraderos de cabeza: dar con un entrenador con la flor y el carisma de ZZ y subirle al celoso y ególatra CR7 los ingresos. ¿Lo hará?

–Si CR7 está de uñas con FP, FP está de él hasta el colodrillo. Es lo que hay, hoy.

Pablo Iglesias y Luis Rubiales. Dos castas. La casta, para Iglesias, son los capitalistas, los banqueros, los de las villas con piscina.

–¡Qué peste la casta!

¿Es acaso político fariseo el señor Iglesias?

–Juzga a los políticos –me recomiendan– no por lo que proclaman, sino por sus hechos.

Luis Rubiales, el nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol, ha cancelado el viaje turístico de su antecesor por cuenta de la RFEF (dos millones) de familiares de jugadores, directivos y patrocinadores:

–¡Un disparate!– grita.

Lo ha reducido a cuatrocientos mil euros, más o menos.

–Luego, Rubiales, menos costoso y tan castoso como Pablo Iglesias.

El Gabinete de Pedro Sánchez tiene, como los equipos de fútbol, once mujeres.

–Once mujeres como once soles.

No lo dudo, don Pedro. A partir de hoy, para mí, usted va a ser don Pedro. Usted ha hecho ministro de Cultura y Deportes al escritor y periodista Màxim Huerta. Pero al señor Huerta no le hace tilín el deporte, según sus tuits. «Presumo de desconocer el mundo del deporte». Otro: «No tuiteo de fútbol porque no tengo ni puta idea». Lo curioso es que, al parecer, tampoco le seduce la política: «Si logran ponerse de acuerdo más allá de los egos, volveré a creer en la política». O sea: no le enamoran ni el deporte ni la política, pero el deporte, ministerialmente, desde ayer, depende él. ¿Cómo lo hará? Dijo Voltaire que nadie debería estar seguro de nada. A lo mejor, sorprendentemente, el señor Huerta a pesar de sus ascos, lo hace de maravilla. Ojalá. El deporte es el otro sol de España.

A Felipe VI, como a su padre, Juan Carlos, le tira el deporte.

–Hacer vela me despeja la mente y me quita la ansiedad – me dijo una vez.

El deporte, amén de divertido, es terapéutico para la cabeza y el alma. Felipe VI, afortunadamente, piensa como su padre. Ayer se despidió de la Selección:

–¡Comeos el mundo!– les dijo con énfasis.

Uno de ellos masculló:

–Claro que sí, Señor, nos lo vamos a comer.

Lo tengo constatado. Cuando la política se codea con el deporte, la política es menos suegra. Lo decía Jardiel Poncela: «Si será mala la política, que a la suegra se le llama mamá política».