¿Diésel o gasolina?

Un nuevo frente que se le abre al Gobierno. ¿La mayoría usa diésel o gasolina? Queremos saber quiénes aportan más al futuro de nuestros hijos, a decir de la ministra del ramo caída del guindo, que debe ser verde, el futuro digo. El impuesto es una semilla para que crezcan árboles en ese mañana en el que no hay bombas, solo dictadores fuera de sus tumbas. Los criminales ya no son los de derechas, una mitad, sino la otra parte, transversal en lo ideológico, que un día se le ocurrió comprar un vehículo diésel porque entonces era lo que prescribían los expertos. Los ministros y ministras, los diputados y diputadas de la bancada socialista han de predicar con el ejemplo. Llevar al chatarrero tamaña máquina de matar, si es que la tienen, que es de suponer sólo echando mano de la estadística.

Queremos saber en sede parlamentaria cuánto contamina el Peugeot 407 del presidente, entre cien y doscientos gramos de CO2 por kilómetro, da igual que en su versión diésel incorpore un filtro de partículas. Queremos saber las distancias que recorrió para ganarse el puesto, meses en los que formó parte de los que cada año provocamos al ir al trabajo miles de muertos, según confesó a Ana Pastor. Que la ministra mire a los ojos de las supuestas víctimas y les diga que no se esconde tras la cortina de humo contaminante.

Que también ella es culpable solo por utilizar un coche oficial. Algunos, como Simancas, y aquí plagio lo publicado, tal vez una «fake news», poseen o poseían hasta tres armas indeseables, una de ellas de alta gama, de las que según el baremo del Gobierno se supone a los ricos que han de pagar más porque sí. Un pleno extraordinario al que todos acudan andando desde Moncloa. Y suban los impuestos a las zapaterías.