Opinión

Conectar Europa y Asia de forma sostenible

 

La Unión Europea es la región más interconectada del mundo. Los productos fabricados en Bilbao se venden con facilidad en Rotterdam gracias a nuestro mercado interior. Los estudiantes pueden buscar trabajo fácilmente en toda la Unión Europea, con la seguridad de que la cualificación que hayan obtenido cuenta con el reconocimiento de otras universidades de la UE y es comparable a la ofrecida por estas. Se puede tomar el tren de Bruselas a Viena con tanta libertad como desde Bruselas a Brujas. Estas conexiones han creado oportunidades para los ciudadanos, las empresas y los inversores de la UE, y han aportado una mayor prosperidad a todos los europeos.

Este «modelo europeo» de conectividad se funda en tres principios. La conectividad debe ser sostenible desde el punto de vista económico, presupuestario, medioambiental y social. La conectividad debe ser exhaustiva y centrarse en todos los aspectos, desde el transporte hasta el sector digital y desde la energía hasta la dimensión humana. Además, la conectividad debe determinarse con arreglo a las normas y reglamentaciones internacionales, que son cruciales para que las mercancías, los servicios, los capitales y las personas puedan circular de manera eficiente y equitativa.

No todas las potencias mundiales comparten nuestro mismo planteamiento. Algunas han buscado soluciones a corto plazo, fondos disponibles de inmediato y una construcción rápida, a menudo con el resultado de un endeudamiento excesivo, unas normas medioambientales y sociales menos estrictas y procesos de contratación abusiva. En el mes de septiembre, hemos fijado la manera en que se podrá ampliar el planteamiento de la Unión Europea sobre la conectividad sostenible, concretamente en Asia y respecto a ella.

Lo haremos de tres maneras

En primer lugar, contribuiremos a nuevas conexiones y redes entre Europa y Asia. Trabajaremos, por ejemplo, en pro de ampliar nuestra Red Transeuropea de Transporte que acerca a las personas y facilita el comercio mediante la eliminación de obstáculos técnicos a las redes de transporte, la modernización de las infraestructuras y la armonización de la legislación. Llevaremos adelante un programa digital sostenible en cooperación con Asia a fin de promover el desarrollo socioeconómico gracias a un acceso universal y asequible a las tecnologías y los servicios digitales. Compartiremos nuestra experiencia en la creación de mercados de energía regionales liberalizados, prestando especial atención a la transformación propiciada por el mercado hacia la energía limpia. También seguiremos promoviendo los intercambios humanos y la movilidad como una manera de tender puentes, fomentar la comprensión mutua y compartir ideas.

En segundo lugar, tenemos que construir y reforzar asociaciones en favor de un planteamiento común sobre la conectividad. Muchas de estas asociaciones ya existen. Por ejemplo, el programa de Cooperación Internacional Urban dedica financiación de la Unión Europea a hermanar regiones que afrontan retos de desarrollo sostenible similares. Así es cómo Granada, Murcia, San Sebastián y Málaga se han hermanado con ciudades de China, Japón o India con las que a día de hoy comparten conocimiento y buenas prácticas sobre soluciones de desarrollo urbano sostenible y competitividad. Estas ciudades son buenos ejemplos de cómo la Unión Europea está implementando su enfoque sobre la conectividad y ofrecen una sólida base para llegar más lejos. También hemos invertido mucho en las estructuras de cooperación regional en el mar Báltico y el mar Negro, hemos elaborado un plan de conectividad con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) hasta 2025 y dialogamos periódicamente con otras estructuras regionales de Asia. La conectividad no debe limitarse a unas cuantas regiones, excluir agentes legítimos y relegar las consideraciones medioambientales al último lugar, sino que necesitamos normas y estándares comunes. Por este motivo, la UE está colaborando con las organizaciones internacionales y europeas de normalización, la Agencia Internacional de la Energía, la Organización Mundial del Comercio y otras organizaciones fundamentales con un mandato mundial. Las empresas europeas deben gozar de condiciones de competencia equitativas frente a sus competidores y tener el mismo acceso a otros mercados extranjeros que el que disfrutan en la UE.

Por último, la Unión Europea movilizará todos sus instrumentos financieros a fin de garantizar una financiación adecuada para los proyectos de conectividad, aprovechando plenamente el potencial del Banco Europeo de Inversiones y de los nuevos instrumentos de la política de inversiones exteriores disponibles con cargo al presupuesto de la UE. Según el Banco Asiático de Desarrollo, Asia requerirá más de 1300 billones de euros al año de inversiones en infraestructura en las próximas décadas. La UE puede ayudar a los países asiáticos a superar este desafío en materia de inversión mediante la potenciación de la financiación pública y privada gracias a una combinación de subvenciones, garantías, préstamos y financiación combinada. Está claro que, según el planteamiento de la UE, solo se podrán apoyar las inversiones cuando sean viables y sostenibles desde el punto de vista financiero.

Juntas, Europa y Asia representan casi el 70 por ciento de la población mundial y más del 60 por ciento del PIB del mundo. Se prevé que Asia sea la región de mayor crecimiento económico y nueva demanda energética. Trabajaremos con y en Asia sobre asuntos relacionados con la conectividad, y velaremos por que todo se lleve a cabo de una manera que sea beneficiosa para los países europeos y asiáticos, así como para aquellos que están entre ambos. De esta forma, podremos ser motores de un futuro más próspero y sostenible para Europa y el mundo. La conectividad sostenible, basada en sólidas asociaciones y normas, es la mejor forma de avanzar para la UE, Europa y Asia.

Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidenta de la Comisión