Opinión
Ciudadanos en la encrucijada
Ciudadanos se define como un partido de centro, enclavado entre Partido Popular y PSOE. Eso tiene la la desventaja del constante cálculo. Si no te determinan los principios, sino la geografía política, estás al albur de los sondeos y los movimientos ajenos. En el nuevo escenario andaluz, Ciudadanos ha sido colocado en una encrucijada mortal.
Si opta por el cambio en Andalucía –gobernar con PP y VOX– va a escuchar el mantra de haberse arrimado a la «ultraderecha», que puede estorbarle los votos procedentes del PSOE, con las consiguientes consecuencias en las autonómicas y en las generales. Pero si fuerza unas segundas elecciones, llevará el estigma de haber impedido un vuelco muy necesario en el único territorio que lleva 36 años con el mismo partido corrupto en el poder.
Para escaquearse del precipicio, me dicen en Ciudadanos que esa seria la apuesta por Juan Marín para la presidencia de Andalucía. Con el apoyo de Vox y PP o con las abstención de alguno de ellos y de la izquierda. Es más que probable que esa pretensión desemboque en una nueva convocatoria de urnas. Y eso le costaría al partido votos de centroderecha, así que la formación naranja va a dejarse pelos en la gatera, haga lo que haga. Sólo le queda calcular si prefiere perder pelos azules o naranjas.
La izquierda ha forzado en España un clima político muy duro, al cuestionar la transición, la figura del Rey y el consenso de los 70. Vox es la reacción a todo esto y a la lentitud de Mariano Rajoy.
Ojito, porque Ciudadanos ya acumula críticas de su electorado por no haber escenificado un cambio en Cataluña. Es verdad que no tenía escaños suficientes para gobernar, pero renunciar a la votación en el Parlamento impidió arrojar a los nacionalistas a la cara la frase: «Ustedes bloquean la mayoría de las urnas» (recordemos que la formación naranja tiene más votos y ganó). Intentaba no darle un triunfo a los «indepes», pero se pasó en los cálculos.
La formación de Rivera corre el peligro, en esta época de ultra definición del votante, de quedar arrinconado como partido tibio, advenedizo, superficial. Su candidato en Andalucía, Juan Marín, es un buen ejemplo. Ha sido el sostén de Susana Díaz durante tres años y medio. Joyero de profesión, fue en las listas de Alianza Popular en 1983, luego pasó al Partido Andalucista y, años después, fue teniente de alcalde de Sanlúcar de Barrameda por la lista de Ciudadanos Independientes de Sanlúcar, que pactó con el PSOE. En 2014 se incorporó a Ciudadanos. Es difícil dar más vueltas. Si constituye el modelo del mando medio del partido será muy difícil encontrar hueco. Al menos entre quienes recuerdan a Fraga o Zapatero.
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