Opinión

Sánchez y el laberinto del PSOE

Pedro Sánchez, «el resistente», intenta encontrar la salida al laberinto del PSOE sin que todavía tenga, como Teseo, su hilo de Ariadna particular, mientras los órdagos independentistas se acumulan sobre la mesa, en vísperas del momento de la verdad para los Presupuestos Generales. Los independentistas, que engañaron a Rajoy a través de su vicepresidenta Sáenz de Santamaría, pretenden hacer lo mismo con su sucesor y lo han colocado al borde del precipicio, sobre todo en su propio partido. Casado y Rivera –con el apoyo no pedido y menos deseado de Abascal– han decidido sacar a la gente a la calle hoy domingo. Asumen riesgos importantes, desde luego, pero han logrado poner de los nervios al inquilino de la Moncloa, que debe torear con el lío interno del PSOE.

El episodio torpe del «relator» disparó todas las alarmas y el socialismo del interior, con Lambán (Aragón) y García Page (Castilla La Mancha) de arietes, puso el grito en el cielo. El fantasma de lo ocurrido en Andalucía, interpretado como reacción a la situación de Cataluña, está muy presente en las filas socialistas. Sánchez sueña con los Presupuestos, pero sin los independentistas es un empeño imposible. Los barones socialistas viven la esquizofrenia de suspirar por esas cuentas –significan más dinero para gastar– y, al mismo tiempo, plantar cara ante los separatistas porque si no lo hacen temen una debacle en las urnas. Además, tampoco quieren que el 26 de mayo coincidan elecciones autonómicas y generales. Creen que la suma de convocatorias les perjudica, porque temen un cierto voto de castigo a Sánchez que repercutiría en la papeleta autonómica.

Todo un laberinto socialista del que nadie sabe cómo salir y en el que la primera que se perdió, desde su habitual solemnización de lo obvio, fue la vicepresidenta Carmen Calvo, que además debe cargar con las culpas para salvar al jefe. El independentismo llevó a Pedro Sánchez al Gobierno para librarse de Rajoy y era cuestión de tiempo que cobrara su factura, encarecida también por rivalidad y peleas de las distintas facciones separatistas que, sin embargo, todavía podrían apoyar en el último momento la tramitación de los Presupuestos, como creen los exégetas más conspicuos del laberinto catalán, que se superpone al del PSOE y que, lamentablemente –debería estar superado–, trae a la memoria el histórico «laberinto español» de Gerald Brenan. Ahora, el problema es de todos, pero sobre todo de Pedro Sánchez.