Opinión

Oriol Junqueras y el mito de Mandela

El juicio del «procés», conducido con paciencia infinita y mano izquierda versallesca por Manuel Marchena, estraga al sur y al oeste del Ebro aunque en Cataluña mantiene la atención. No obstante, a veces, hay momentos estelares o surrealistas como la desobediencia –a sabiendas– de los antisistemas de la CUP Antonio Baños y Eulàlia Reguant o cómo Soraya Sáenz de Santamaría, que acudió de testigo como quien va a opositar, estuvo a punto de pasarse de lista y caer en la celada urdida por los abogados de los procesados. Descatan, sobre todo, las ausencias de Oriol Junqueras a las sesiones de la vista. Escribe mucho en la prisión y, entre líneas, ha sugerido que está preparado para una condena larga. El independentismo trabaja en la mimetización de la figura del lider de ERC con la de Nelson Mandela, preso durante 28 años. El sudafricano sufrió malos tratos en la cárcel. Cualquier comparación de su situación con la del catalán es absurda. Por eso, tras su vuelta a Soto del Real para estar presente en el juicio, el núcleo de ERC intenta extender la teoría que Junqueras sufre «malos tratos» porque, por ejemplo, como ferviente católico no tiene facilidades, sino algún inconveniente, para practicar su religión como desearía, sacramentos incluidos. El líder de ERC, tras superar el síndrome de la falta de móvil, ha recuperado la tradición epistolar, que incluye hasta misivas continuas con un físico catalán sobre asuntos cuánticos. Junqueras, que además procura caquetizar a sus compañeros de reclusión, acepta el intento de convertirlo en el Mandela catalán. Mientras, Marta Rovira, huida de la Justicia en Suiza, ha recuperado poder en ERC –también habla con Puigdemont a menudo– y ha sido decisiva para tumbar los Presupuestos de Sánchez.