Opinión

Nuevo populismo monetario

Mario Draghi y la política monetaria salvaron al euro y al mundo, porque algunos expertos siempre pensaron que la desaparición de la moneda única equivalía a una Tercera Guerra Mundial. No está claro que la política monetaria pueda repetir la jugada. En pocas palabras, utiliza la cantidad de dinero para mantener la estabilidad y fomentar la actividad. Todo se ¡reduce! a crear y destruir dinero de la nada, eso sí, con un reconocimiento de deuda. Es la historia de la economía moderna, que algunos pretenden redirigir con la llamada Nueva Teoría Monetaria, que ha adquirido relevancia por el apoyo recibido de Alexandria Ocasio-Cortez, la nueva estrella demócrata en el Congreso de los EEUU.

Ocasio-Cortez (Nueva York,1989), de ascendencia puertorriqueña, es la congresista americana más joven de la historia. Es una especie de Irene Montero del Bronx, aunque con diferencias, como haber ganado su escaño, primero en unas primarias cara a cara y luego el escaño en votación directa de los electores de su distrito. Montero, por su parte, siempre fue arropada en una listas y, además, aupada por el ahora padre de sus gemelos y de la hija que esperan. Ocasio-Cortez y Montero sí coinciden en su capacidad para agitar a sus partidarios, poner nerviosos a los rivales y por defender políticas económicas tan extremas como imposibles.

La Nueva Teoría Monetaria defiende que «un país soberano en términos monetarios –con capacidad ilimitada de pago porque siempre puede emitir más moneda–, como Estados Unidos, con deudas denominadas en su propia moneda y con tipo de cambio variable, no puede quebrar». Es decir, los Gobiernos pueden gastar y gastar, y ya llegará el banco central de turno que fabricará dinero para pagarlo todo. Aparentemente, todo muy sencillo pero, distancias aparte, es lo que hace Venezuela, con los resultados conocidos. La Nueva Teoría tiene defensores notables, pero destaca el consenso acumulado en su contra, desde Paul Krugman –azote de Trump y de los recortes– hasta el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. El problema es que una teoría que avala que los déficit no importan es lo que perseguían toda clase de populistas ignaros y menos ignaros en economía. En ese escenario, Ocasio-Cortez emerge como un irresistible modelo icónico y no solo para las Irene Montero de turno. El Nuevo Populismo Económico ya tiene una teoría. ¡Ojo!