Opinión

La bola de cristal

Aunque parezca increíble, después de haberlo conocido, Pedro Sánchez puede ganar las elecciones del 28 de abril. Eso dicen los que manejan la bola de cristal de las encuestas. Los mismos que ponían a Tezanos a caer de un burro por sus descarados servicios desde el CIS al inquilino de la Moncloa, parece que le dan ahora la razón al sociólogo de cabecera del PSOE. Ha conseguido marcar tendencia. El día de las urnas lo comprobaremos. Los que se resisten a creer que el electorado esté tan ciego se agarran a la esperanza de los perdedores: la gente no dice la verdad a los encuestadores, y menos en estos tiempos de confusión política, como se vio en Andalucía, y además, a un mes de las elecciones, la bolsa de indecisos es más abultada que nunca. El que no se consuela es porque no quiere. Una cosa parece clara: con los vaivenes de los nuevos partidos –Podemos y Ciudadanos– y la intempestiva irrupción de Vox, el mapa político ha quedado destrozado y los que manejan la bola de cristal, provincia por provincia, no se habían visto en otra.

No está España para experimentos. Por lo que nos cuentan los que escudriñan el hígado de las ocas y observan la bola de cristal, hay un peligro cierto de que Sánchez siga en la Moncloa con el apoyo del desvencijado Podemos –con Pablo Iglesias de vicepresidente del Gobierno– , los separatistas catalanes, los batasunos, las mareas y demás patulea, ninguno de ellos amigo de la Constitución. No hace falta ser adivino para aventurar que, a cambio de la investidura, una de las primeras decisiones de Pedro Sánchez sería el indulto a los políticos catalanes, condenados presumiblemente por el Tribunal Supremo, y nuevas concesiones políticas y económicas a los soberanistas de Cataluña. Todo pactado y bien pactado. No sé qué pasaría con la prima de riesgo, entre otros inconvenientes aún más serios. Por eso me ha parecido de gran interés la propuesta de Antonio Caño, antiguo director de «El País» cuando este importante periódico no había derivado a la actual servidumbre y al descarado compromiso con el «sanchismo» y su proyecto «progresista, de diálogo». Caño, gran periodista y buen observador, propone una alianza de Gobierno del PSOE, PP y Ciudadanos –los tres partidos constitucionales– como la única manera de sacar al país del actual bloqueo y conducirlo hacia el futuro con garantías. No le falta razón, pero no le van a hacer caso, salvo que el Rey pueda ejercer su papel constitucional de arbitraje y moderación.