Opinión

Bienvenidos a Krakatoa

En los últimos años hemos presenciado un ataque contra la democracia, la consolidación de Pedro Sánchez como soldado de fortuna, la caída del meteorito Podemos y el ascenso salvaje de un partido, Vox, que desempolva el nacionalismo español para solaz de los áulicos del presidente y desesperación de Pablo Casado. También fuimos testigos de la autoinmolación de un Albert Rivera, al que se le está poniendo cara de Martin Ødegaard. Como bien explica Carlos Alsina, el aún presidente alerta del monstruo policéfalo que secará los mares. Pero tiene difícil justificar sus pactos con un Pablo Iglesias que compara una tarde a Oriol Junqueras con los presos políticos del franquismo y al día siguiente equipara su posible indulto con el de Alfonso Armada. Haría bien en recordar el estratega en la dacha que el ex general, veterano de Leningrado, fue sentenciado a 30 años e indultado por problemas de salud tras seis guardado en un castillo. La farfulla de los viernes al sol no eclipsa que está en juego el destino de la Nación. No una pachanga metafísica con los huesos de los antepasados, sino el pacto que asegura los derechos y garantiza la igualdad. Lo sucedido en una UAB de Barcelona sometida al totalitario capricho de unos comemierdas ilustra bien la amenaza. Quienes temen por la soberanía nacional harían bien en poner velas al triunfo de Manuel Valls en Barcelona. Penúltima esperanza ante una Ada Colau que tiene por todo discurso un Reader´s digest para altermundistas groguis. Cayetana Álvarez de Toledo solo puede ser el gran descubrimiento de quienes no hubieran leído sus magníficas tribunas y su emocionante labor como portavoz de Libres e Iguales. Frente a un Rivera atemorizado por el prestigio ajeno asoma un Casado con la generosidad e inteligencia de proponer a una candidata que les da todos sopas con onda. Por lo demás, bienvenidos a Krakatoa. Del ridículo del CIS al desnorte de las empresas demoscópicas nadie sabe lo que pueda salir de las urnas el 28-A. Hagan juego.