Opinión

Neumáticos achicharrados

Centrifugados por la potencia de succión demostrada en esta campaña electoral por los debates televisivos, en especial el que ponía su punto final anoche mismo en Atresmedia, ya sin posibilidad de «segundas vueltas» para enmendar errores y a tres días para la irremisible llegada de la jornada de reflexión, los principales candidatos a conducir los designios del país en los próximos años entran hoy en esa extraña fase final en la que se trufan distintas y a veces encontradas sensaciones. La primera es el inevitable análisis de lo hecho y dicho o lo que directamente podría haberse evitado tanto en el fondo como en la forma, durante la cita televisiva de anoche, cuyo repercusión y carácter «decisivo» de cara al domingo 28, aun siendo difícil de cuantificar adquiere en esta ocasión y probablemente de manera más evidente que nunca, un peso demoledor.

Ya no hay votante indeciso dentro de ese desmesurado porcentaje arrojado por los sondeos, que no tenga una visión mucho más ajustada sobre las posibles intenciones, los detalles que difícilmente escapan a la comunicación no verbal y la credibilidad real de los cuatro principales candidatos a La Moncloa más allá de lo que durante semanas de precampaña y campaña oficial habían sido mítines, elegidas entrevistas a los medios de comunicación, viernes «sociales» o mensajes más o menos afortunados a través de las redes. Tanto para quienes se sientan reforzados por el debate, como para quienes saborean la amarga sensación de la oportunidad perdida, lo que queda es ya lo más parecido a un rictus final, a un último tirón desesperado que veremos concentrado como suele ser habitual en los últimos actos, previsiblemente multitudinarios de cierre de campaña pasado mañana viernes por la noche. Lo que se ofrece para estas últimas tres jornadas de campaña oficial son unas últimas curvas antes de la llegada a meta, para las que ya no quedan ni neumáticos sanos, ni posibilidad de recambio. Lo más probable es que esos últimos metros se recorran con el aluminio de las ruedas chirriando en el asfalto.

La referencia de comicios como los andaluces en los que el voto final fue en gran parte decidido durante las últimas 48 horas hará mucho más evidentes las embestidas de costado para sacar al adversario de pista, sobre todo ante la agobiante ceguera que supone el no saber cuántos, entre esos casi siete millones de indecisos señalados por las encuestas, han dejado de serlo tras en el debate de anoche y cuántos siguen contemplando aún los pétalos de la margarita a la hora de inclinarse por una opción o sencillamente quedarse en casa como también ocurriera en la reciente referencia de Andalucía. Una vorágine no exenta de esquizofrenia que por si fuera poco se verá atizada por los «trackings» de los partidos y hasta por esos otros sondeos a la andorrana a propósito del precio de la naranja, el pimiento rojo, la morada lombarda o la frambuesa azul. Tres días para los que ya no quedan conejos en la chistera. Si acaso alguna cabriola u obligado «striptease» para remover sobre la butaca el trasero del más remolón respetable.