Mirando la calle

Táctica y estrategia

«¿De verdad esta denuncia es la causante de todo? ¿O hay algo más? ¿Tal vez una legislatura ingobernable? ¿Más corrupción por salir? ¿Derivados del caso Pegasus?»

«Mi táctica es mirarte/aprender como sos/quererte como sos/mi táctica es hablarte y escucharte/construir con palabras un puente indestructible (…) Mi estrategia es en cambio/más profunda y más simple/mi estrategia es que un día cualquiera/no sé cómo ni sé/con qué pretexto/por fin me necesites». Así comienza y termina uno de mis poemas preferidos de Mario Benedetti: Táctica y estrategia. Perfecto, a mi entender, para titular este artículo. ¿Hay táctica y estrategia en la carta del presidente Sánchez, donde nos comunica a los españoles sus cinco días de «reflexión» para decidir si abandona o no su cargo, aunque no necesariamente la política europea? La misiva ha provocado la estupefacción general, nacional e internacional. Parece que el hombre del Manual de resistencia, no aguanta más, porque una cosa es soportar lo que le caiga a uno encima y otra, sobre todo cuando se está «profundamente enamorado», como se declara Pedro Sánchez, que se ceben con las personas a las que uno ama.

Debo decir dos cosas: la primera, que la denuncia de Manos Limpias contra Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias –que no parece que vaya a tener ninguna trascendencia–, admitida a trámite por un juez, sin el apoyo de la Fiscalía y basada en recortes de prensa, resulta esperpéntica; y la segunda, que las faltas derivadas del amor son las que me inspiran mayor indulgencia. Sin embargo, tengo mis dudas de si realmente Sánchez se ha roto en mil pedazos o no, porque me asombra que alguien con el corazón partido sea capaz de mantenerse tan entero (valga la paradoja) como para contener los impulsos durante cinco días. Es cierto que los ataques a los entornos familiares de los políticos se han vuelto una bochornosa costumbre en el Congreso…, pero se han sufrido en todas las bancadas. ¿De verdad esta denuncia es la causante de todo? ¿O hay algo más? ¿Tal vez una legislatura ingobernable? ¿Más corrupción por salir? ¿Derivados del caso Pegasus? ¿Necesidad de polarizar más, para aparecer después como el «salvador» de una patria en manos de la «extrema derecha» que «un día cualquiera, por fin me necesite»? (Continuará).