Opinión
Felipe VI va de postre
SSabíamos hasta ahora que, concluidas las elecciones generales y, tras una ronda de contactos entre los líderes de las principales formaciones que hubieran obtenido representación parlamentaria, Felipe VI proponía al Presidente del Congreso el nombre del candidato que contase con más apoyos para someterse a la sesión de investidura. Es, sin duda, la prerrogativa más importante del monarca: la de proponer el candidato a la Presidencia del Gobierno y, como hemos comprobado en el pasado, don Felipe ha tenido que fajarse para no proponer un candidato que no quería ser propuesto, y designar a otro que sí quería serlo. Todos querían ganar tiempo a costa del Rey.
Y eso es lo que tocaba ahora, aunque antes deben constituirse las Cortes, elegir a los miembros de la Mesa, y designar presidente... o, como seguramente ocurra, presidenta. Por cierto, apuesto por Margarita Robles. Pero resulta que en esto de las consultas parece que, como en el mus, el Rey va a ser postre, el último en poder consultar a los partidos. Me explico.
Adriana Lastra, anterior portavoz del Grupo Socialista en el Congreso y también vicesecretaria general del PSOE ya ha anunciado que va a iniciar una serie de contactos con los partidos políticos para no se sabe qué. Podría pensarse que es para medir fuerzas y apoyos de cara a constituir la Mesa del Congreso, pero la verdad es que últimamente el PSOE negociaba esos apoyos sin anunciarlos, a pesar de que luego los hiciera públicos la otra parte. Léase Gobierno catalán, ERC, Bildu, PNV y demás compañeros.
Pero claro, Adriana Lastra no hace nada sin permiso de su jefe, y quizá ha sido también por eso que Pedro Sánchez ha anunciado para la próxima semana otra ronda –y ya van dos– de «conversaciones institucionales» en Moncloa con Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Aunque la noticia no ha sido esa, sino que deja fuera de esos encuentros a Santiago Abascal, líder de Vox.
El primer encuentro, el próximo lunes, será con Pablo Casado. El martes a las 11:00 acudirá Albert Rivera; y ese mismo martes a las 17:00 se reunirá con Pablo Iglesias. Dice Moncloa que la razón de estos contactos es analizar la «situación política» y deja la puerta abierta a que, en futuros encuentros, Sánchez se reúna con otros partidos que hayan tenido representación parlamentaria y, entonces, Vox entre en juego. Más encuentros por tanto.
Pero si atendemos al portavoz socialista de facto, es decir a José Luis Ábalos, la exclusión de Vox se debe a que no es «una fuerza para iniciar conversaciones para entendimiento institucional». ¡Hombre! Hace unos días quería meter en el debate a Vox como fuera y por eso dijo que no iba al de Antena 3, y ahora lo castiga sin postre. El enfado de Vox es comprensible.
Pero dicen las fuentes monclovitas que, en realidad, lo que pretende Sánchez es retomar las relaciones con Casado y Rivera, con quienes la comunicación estaba muy tocada tras la campaña y los debates. Sánchez quiere ahora hablar y por eso Casado ha anunciado que le propondrá medidas económicas para incentivar la economía; y otras para garantizar la convivencia en Cataluña. Y como Rivera no quiere ser menos, ya ha declarado que transmitirá al secretario general del PSOE su intención de liderar la oposición. E Iglesias, pedirá a Sánchez formar un Gobierno de coalición de izquierdas: «Esperamos que el PSOE no esté negociando una investidura o un Gobierno con la derecha». Cada uno a lo suyo.
¿Y qué va a escuchar el Rey cuando reciba a los partidos? ¿Una cantata de Bach? En Zarzuela guardan silencio, pero cuando lleguen los morlacos a palacio, van a estar tan sobaos que no van a saber a quien embestir o investir. Alguien está equivocando los papeles o quizá juega a eso.
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