Opinión
Franco en campaña
La momia vuelve a entrar en campaña. Una lástima que en el CIS de Tezanos no se pregunte si uno de los aliados de Sánchez puede ser Franco en lugar de Pablo Iglesias o los secesionistas, que son Franco por otros medios. El Gobierno prepara el nicho donde descansará el dictador en caso de que el Supremo no diga lo contrario. En plena temporada de rebajas de pactos y juegos de manos a varias bandas, Franco se nos aparece de nuevo para alimentar debates efímeros pero contundentes. El anzuelo que Moncloa ofrece a la derecha, sobre todo a Vox, para que vocifere mientras resuelve la investidura y los asientos autonómicos y municipales. Los días en que se decide el futuro de España, el foco se dirige al pasado fúnebre y desangelado de Cuelgamuros. La balada triste de trompeta de Álex de la Iglesia.
La fontanería tenía previsto esta fuga de agua. Conocía los tiempos en los que las heces se estancarían y necesitaba del desatascador que nunca falla. La memoria que resucita la flora intestinal. Sánchez quiere colocarse la corona de laurel con la promesa que hizo a sus socios cumplida. Si he sido capaz de desenterrar a Franco, imagina lo que puedo conseguir con 123 diputados y otro buen puñado deseando hacerme un «striptease» privado. Tezanos concluye que la mayoría de los españoles prefiere un Gobierno en solitario. Solo o en compañía de otros llevará la sombra del difunto a modo de muesca en el revólver y una gesta para pasar a la historia. Si a Rubalcaba se le atribuye el fin de ETA, Sánchez querrá que en la wikipedia se le reconozca como el hombre que le ganó a un cadáver la Guerra Civil ochenta años después.
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