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Opinión

Iván Espinosa no es Stanislavski

Dice el siempre infalible refranero castellano que “no hay peor cuña que la de tu propia madera”. Es lo que deben estar pensando en el PP cuando ven actuar a los gerifaltes de Ciudadanos y Vox en las negociaciones de los pactos locales. Porque, sobra decirlo, por mucho que la izquierda manipule la realidad, que la manipula y a saco, lo cierto es que el 90% del voto de los de Abascal procede del PP y el 80% o más del respaldo electoral de los de Rivera es antiguo voto popular.

El por otra parte lógico afán de los unos y de los otros por cargarse esa casa común de la derecha que ha sido en los últimos 30 años la formación del número de la mala suerte de la calle Génova es tan bestia que a veces se pasan veintisiete pueblos. Porque una cosa es querer quitarte a ti para ponerme yo y otra bien distinta hacerlo aun a costa de cabrear a tu clientela natural que, básicamente, es la misma.

La de los unos, la de los otros y la de los de más allá. Los 11,2 millones que sumaron el 28-A los tres partidos de la derecha española son poco más de los casi 10,9 millones que recibió Rajoy el 20-N de 2011. A Ciudadanos y a Vox se les está yendo la mano con sus insinuaciones y no tan insinuaciones de que no les importa pactar activa o pasivamente hasta con el mismísimo diablo si el PP no les da el oro y el moro. ¿Estaba dispuesta Villacís a ser investida con los votos de PSOE y Carmena y sus secuaces? ¿Se creía sus propias palabras Abascal cuando dejaba caer que no impediría que gobernase Carmena (“y luego ya le meteremos una moción de censura”) si no se sentaban con ellos en la mesa de negociación los que él bautizó como “la veleta naranja”?

Ahora el que la está liando es el tan brillante como a ratos impulsivo Iván Espinosa de los Monteros sugiriendo la bananera posibilidad de que Almeida deje de ser alcalde a las 72 horas escasas de haber tomado la vara de mando porque no les conceden más concejalías. El resto de la cúpula de la formación verde está estupefacta, no entiende por qué ha ido tan allá y tan por libre. Porque si no va de farol, es que le ha dado un aire. Y si es puro teatro, mejor que se dedique a otra cosa. Nadie en su sano juicio se cree que la formación verde meta semejante puñalada a los deseos de la mayoría de los madrileños.

Que estaban hartos de las barrabasadas, la incompetencia, el sectarismo, el resentimiento y el tercermundismo que presidió la era Carmena. Y que no quieren bajo ningún concepto que les disparen el tramo del IRPF autonómico y les resuciten el impuesto a los muertos y el de Donaciones. Ciertamente, Espinosa no es Konstantin Stanislavski, el gran pedagogo teatral ruso. Cuidadín porque estas boutades tienen efecto bumerán.