Opinión

La «excalibur» de la izquierda

Si todo transcurre como parece que va a transcurrir en el seno de Podemos, no sería de extrañar que acabemos presenciando la imagen de algún relevante ex dirigente de este partido –sigan la pista de Iñigo Errejón– corriendo tras el PSOE, con una ramita de romero en la mano y suplicándole a Sánchez un hueco en cualquier rincón de la casa común socialista a cambio de leerle la buena ventura.

El partido de Iglesias parece haber entrado en barrena y con pocas expectativas de enderezar el morro. Casi podría comenzar a darse una curiosa distorsión a lo largo de la legislatura entre el peso real de Podemos y sus nada despreciables y muy decisivos 42 escaños en el congreso. El hundimiento de la formación morada comienza ya a mostrar unos primeros síntomas reflejados en la guerra definitivamente abierta, para definir quién o quienes se harán con la referencia de un espacio político nada menor, aunque ya sin las ínfulas post 15-M y crisis económica que hicieron pensar en el «sorpasso» a un PSOE con la cerviz claramente doblada hace poco más de dos años.

El «casting» parece haberse puesto en marcha y entre los candidatos a arrancar de la roca la espada «excalibur» que acredita el cetro como señor del costado a la izquierda del PSOE, sobresale de manera especial Iñigo Errejón, ya saben, el que nunca se acabó de ir, el que agazapado esperó su oportunidad de barrer en Madrid a su enemigo íntimo Iglesias de la mano de una Carmena con la que inmortalizó en esta pasada campaña uno de los más sonados «morreos» de la izquierda universal salvado el de Leónidas Breznev y Erich Honecker a pie de muro de Berlín en el 30º aniversario de la RDA. Errejón baraja el próximo otoño para dar salida al congreso fundacional de su nueva formación política, ese «espacio de cambio» bajo la ya conocida marca de «Mas Madrid» que pretende recoger las nueces soltadas por el podrido nogal podemita. Se trata de reconquistar desde la capital del Estado la misma bandera que en manos de Iglesias regó por aspersión el resto de la geografía nacional en forma de «mareas» y otras franquicias. La operación sin embargo no va a ser sencilla, sobre todo porque la astucia del joven cofundador de Podemos no será suficiente sin la presencia de la auténtica lideresa que ha tirado del carro desde la famosa «velada de las empanadillas» y llegada a la política solo para actuar desde el ejercicio del poder. Errejón es un joven dirigente de ágil cintura, aunque tal vez demasiado inclinado al pragmatismo de la política como profesión, una –por otra parte muy respetable– manera más de hacer modo de vida. «Menos discursitos y más trabajar» le reprochó alguna compañera de docencia tras destaparse su irregular contrato de «investigación» en la Universidad de Málaga cobrando y sin hacer acto de presencia con el consiguiente expediente de suspensión de empleo por parte de la «UMA». Hoy es el favorito a la condición de nuevo rey Arturo de la izquierda al menos madrileña, pero claro está, antes tiene que arrancar la espada clavada en la roca.