Opinión

PP&Vox

Que el PP engañó a Vox en los pactos del Ayuntamiento de Madrid nadie lo duda. Está en los papeles. En los que unos y otros enseñan en privado. Pero la trampa tenía los días contados. Solo había que esperar a que se votara la próxima investidura autonómica para comprobar que Vox no iba a ceder. Una cosa es que reconozcan públicamente que les han engañado, y otra muy distinta que encima de cornudos quieran ser apaleados. Y vino lo de Murcia.En el fondo y en la forma de este no entendimiento subyace algo que no afecta solo al PP sino, por supuesto, a Ciudadanos. Vox sabía que debía recuperar la respetabilidad, para tener el protagonismo que necesitaba en las negociaciones. Y para recuperarlo hizo dos cosas: cambiar de imagen; y mostrarse como el más dialogante de los tres partidos del centroderecha. Y para eso cambió su política de comunicación y puso a Santiago Abascal en danza.Los cambios en la política de comunicación han sido visibles en todos los foros: más entrevistas en los medios, más talante, cambios en Andalucía –Alejandro Hernández por Francisco Serrano-, en el Congreso... Y luego está lo de Abascal. Es conocido cómo ha sido él personalmente el artífice de todos los desatascos que hasta ahora se han necesitado. Él y Pablo Casado, mientras el postureo y la ausencia pasaban factura a Albert Rivera y Ciudadanos. Por eso Abascal no tiene prisa. Quiere el respeto de Ciudadanos y que el PP no vuelva a engañarlos para comerles su electorado. Sabe lo que pueden sufrir PP y Ciudadanos si no consiguen los cargos que necesitan. Madrid es la próxima batalla; pero esta vez no se va a mover si no les dan lo que piden.