Opinión
España es españolada
España estrena ferragosto con la vergüenza del pacto a la Navarra, pero de lo que se habla es del pollo a la Pantoja. Las neveras rebosan las playas de un querer estar para siempre en estado vegetativo. Isabel es el lorazepán que mantiene en duermevela al pueblo. Las portadas de las revistas tienen un aire como de couché de los años sesenta. Al cabo, entre este ir y venir folclórico, somos un poco Andrés Pajares y Esteso.
Lo que pasa en España es una españolada. Políticos en calzoncillos que esconden la entrepierna indigna de sus acuerdos y flamencas redimidas a golpe de talonario. Como diría Omar, tengo la inteligencia justa para pasar el día, la frase del año por la que un guionista se habría cortado una oreja, así que la cabeza no da para más. Entre el drama batasuno y un renacimiento del «si me queréis irse» vivimos una película de Ozores en la que Franco estaba vivo, como ahora. No se nos puede dejar solos. Tanto cambiar para que todo siga igual. Unos señores y señoras que intentan dar un aire de profundidad a sus discursos mientras unas risas enlatadas precintan el mensaje.
Hoy todo el que es alguien anhela colarse no en una investidura sino en la finca Cantora con cuadros de toreros y alegría que es la superficie de la otra España profunda y negra. Y así, un día de luto por la memoria traicionada de las víctimas se convierte en un carnaval en el que soplar las velas de una tarta es uno de los episodios nacionales. Para qué acordarse de Chivite si tenemos pan -por mucho que se lamente Echenique- y circo. Isabel Pantoja es el verdadero CIS de Tezanos. Las próximas encuestas deberían dejar claro si las preguntas se hicieron antes o después de su efeméride.
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