Incultura autonómica

Como «mecanismos bastardos» han tildado los libreros a los que utilizan los jefazos autonómicos para imponer sus normas en los manuales de los colegios. Es la diferencia entre Pentecostés y Babel. En el primer caso, se hablan lenguas diferentes pero los Apóstoles se entienden; en el segundo, nadie se entiende porque cada uno ansía el poder para sí. La referencia bíblica tal vez peque de soberbia porque la Historia se amanera depende en qué comunidad autónoma se ponga el huevo. En algunos colegios el libro más vendido del mundo quizá no existe. Como los Reyes Católicos en Cataluña. O los ríos en Canarias. ¿Para qué sirve a un niño de Lérida conocer a Isabel y Fernando, los de la toma de Granada y la conquista de América, cuando tienen la corona catalano-aragonesa que nunca existió? Mejor vivir en la ignorancia, despreciar el pasado para abominar del presente. ¿Qué consigue un canario imberbe meciéndose en el Duero de Antonio Machado o Gerardo Diego? Tampoco se estudia a Machado, y listo. Al fin y al cabo, Machado solo le interesa a Torra, lo que son las cosas, por asuntos de amoríos. Los poetas van por barrios. Siempre tienen un pelotón de políticos soeces dispuestos a fusilarlos. A las alturas de esta denuncia del Gremio de Editores, los consejeros de Educación deberían estar cesados. Un 155 educativo. pero los capistostes son más incultos y pueblerinos, en el mal sentido de la palabra, que sus discípulos. ¿Dónde está la libertad de cátedra, la posición científica de los expertos? ¿Y dónde está el Ministerio de Educación, más que en la colecta política de la nada?