Opinión

La Pedrera

Uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad condal es la casa conocida como «La Pedrera», en castellano «la cantera», o «Casa Milà» en honor a sus promotores, el matrimonio formado por Pere Milà i Roser Segimón. Ideada por el genio Antoni Gaudí, siendo su edificio civil más emblemático gracias a sus innovadoras formas constructivas, ornamentales y decorativas. Gaudí había asignado a la Pedrera un alto simbolismo religioso, plasmó en su obra toda la belleza y al mismo tiempo toda la utilidad de las formas naturales que se articulan con una geometría distinta a la utilizada tradicionalmente por los arquitectos y obviando formas abstractas inexistentes en la Naturaleza, trabajando «la originalidad que es volver al origen», es decir la naturaleza como obra de Dios e impregnando su arquitectura de espiritualidad. En la Pedrera destacan inscripciones del Ave María en latín, un oratorio en el salón principal de la Casa, un armario capilla con un retablo de Josep Llimona, que permite convertir el salón en capilla y en la torre de la fachada figuran las iniciales JHS –alusión al nombre de Jesús, María y José–. No hay duda de que Gaudí puso su talento al servicio de la fe católica. Todo es simbolismo en la obra de Gaudí, mezclando ideas religiosas y literarias, donde la azotea simula un auto sacramental, con un total de 30 chimeneas de forma helicoidal y con diversas señales del enigmático universo simbólico de Gaudí.

La intrahistoria de la construcción de la Pedrera mucho tiene que ver con la historia de lo acontecido en Catalunya y en España en los últimos 100 años. La instigadora de su construcción, Roser Segimon, viuda millonaria de un viejo indiano, Josep Guardiola, amiga de la infancia de Gaudí y una de sus principales mecenas y hermana de un dirigente de la «Lliga Regionalista» de Reus, perseguido con saña por matones de ERC durante la guerra civil. Casada en segundas nupcias con Pere Milà, en Barcelona corría un famoso comentario a cuenta del apellido «Guardiola», cuya traducción es «Hucha», y el chiste se hacía solo sobre las intenciones casamenteras de Milà: «Se unió a la viuda Guardiola o con la Guardiola de la viuda».

Milà, dirigente monárquico catalán, banquero y promotor taurino barcelonés, fue diputado en la «Mancomunitat de Catalunya», fundador de la «Peña Blanca», embrión de «Renovación Española» y apoyó a Calvo-Sotelo. La proclamación de la República constituyó un duro golpe para el matrimonio, desposeídos de su fortuna, perseguidos por los sicarios de Companys, huyeron a Francia y luego a San Sebastián, ciudad que sería la residencia de decenas de miles de catalanes en el período 1936-39.

Mientras la «Sagrada familia» era asaltada por las turbas anarquistas y los proyectos y maquetas de Gaudí destruidos, asesinados casi todos sus colaboradores por «católicos», el partido comunista catalán (PSUC) requisó «La Pedrera», ubicando en ella su sede central y fue residencia de dirigentes estalinistas. Hoy millones de turistas desconocen su historia.